Peña estuvo acompañado del vicepresidente Pedro Alliana, José Alberto Alderete, su asesor político, además del senador Núñez. Esperanza Martínez, en su calidad de líder del bloque democrático, bajó a la mesa los temas de interés opositor: Reforma electoral, reforma laboral, Presupuesto General de la Nación, transporte público, Registro Único Nacional, Itaipú. El punto más caliente fue la persecución a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y la prepotencia y actitudes autoritarias en el Congreso.
Hubo dos reuniones en una. La primera fue con la oposición y la segunda, de mero trámite, con la mesa directiva y líderes de bancadas, con mayoría colorada y neocartistas, que no quisieron perderse la foto oficial.
Conscientes de su minoría absoluta, los miembros del bloque democrático señalaron la necesidad de establecer una relación más armoniosa para debatir los temas nacionales porque fue un año muy duro, de maltratos, censura del debate y venganzas por parte del cartismo. Recordaron la expulsión de Kattya González y la amenaza sobre la cabeza del diputado Raúl Benítez. “Ustedes abrieron la caja de Pandora, apoyando pérdidas de investidura en periodos anteriores con argumentos poco sólidos”, retrucó Peña, dejándolos con pocos argumentos.
En cuanto a la negociación con Brasil, se le reclamó información. No prometió mucho porque considera que no debe difundirse la posición paraguaya por razones de estrategias y prometió transparencia con la utilización de los fondos. Un tema aparte fue la incorporación de Hernán Rivas a la Comisión de Seguimiento de la negociación del Anexo C. La senadora Blanca Ovelar reforzó este cuestionamiento y muy apenada relató a Peña que sus estudiantes universitarios se burlan del Senado porque un incapacitado intelectual integra un organismo de ese nivel. El presidente se abstuvo de opinar, pero le sacó importancia a la comisión legislativa porque no tendrá injerencia (por poco no dijo que es absolutamente innecesario) porque personalmente se encargará de las negociaciones.
En cuanto a la reforma laboral, Peña admitió que no tiene proyecto y que la eliminación de la estabilidad del trabajador es una postura personal. Del transporte público, que se seguirá debatiendo. Donde sí fue claro fue en la reforma electoral. “El desbloqueo de listas no se toca”, adelantó aunque se mostró abierto con la incorporación de la huella digital para el voto. Eso es posible dijo mirando a Alliana y Alderete, quienes no emitieron opinión y así evitaron compromisos partidarios.
ONG. Esperanza Martínez denunció que la CBI conformada para investigar el lavado de dinero, y liderada por el neocartista Dionisio Amarilla, inició una cacería contra las ONG y varios comunicadores. Mencionó específicamente el caso del prestigioso periodista Alcibiades González Delvalle y reclamó el ataque a una persona íntegra debido a la filtración de datos. Peña evitó responder, pero se sintió muy incómodo, “incluso se puso colorado”, mientras Alliana y Alderete seguían en silencio absoluto, como en toda la reunión. Los demás abonaron con sus opiniones los abusos de la CBI. Este tema se repitió en la segunda reunión para que escuche Dionisio Amarilla, quien aclaró que es un asunto interno del Senado, mientras se deshacía en halagos al presidente.
MERA FOTO. El encuentro (del que no participaron Yolanda Paredes e Ignacio Iramain) generó polémica. Si fue pertinente acercarse al presidente ante el permanente ataque y el autoritarismo cartista. Sí fue una ingenuidad o “entreguismo” caer en la trampa de un diálogo hipócrita para vender una imagen democrática, teniendo en cuenta que a nivel internacional este Gobierno está siendo observado por sus abusos.
El diálogo siempre es y debe ser una herramienta en política. Los pasos que den el Ejecutivo y el Legislativo dominados por Honor Colorado advertirán si fue en vano o el inicio de consensos mínimos.
Quizás en respuesta a esta apertura, la CBI, que es una herramienta de los caprichos del quincho y de quienes practican el odio y la persecución como forma de destrucción política, respondió convocando a varios de sus hurreros y amanuenses para seguir alimentando una campaña cada vez más clara en cuanto a sus oscuros objetivos.
La pelota está en la cancha presidencial y dependerá de la inteligencia de Peña superar la sombra de su jefe político y convertirse en el eje central de la política como presidente de la República.
Tiene la oportunidad de mostrar que está por encima, o que al menos no comparte algunos de los intereses más infames del partido que lo llevó al poder. ¿Se animará a dar algunos pasos?