La dramática falta de agua por las cíclicas sequías en el Chaco paraguayo pasaría a la historia mediante un mecanismo asequible que permite separar la sal del agua para que sea apta para el consumo humano y animal. Se trata de una tecnología –procedente de España– que emplea “ósmosis inversa” en plantas desaladoras contenerizadas, cuya implementación podría darse en el lapso de 100 días.
Si bien desde hace unas semanas el Chaco paraguayo se encuentra inundada por efecto de excesivas lluvias, en prácticamente más de la mitad de los 365 días del año, poblaciones enteras –especialmente indígenas– padecen la acuciante carencia de agua potable, a raíz de la sequía que cíclicamente atraviesa por igual a toda la Región Occidental.
Esta penuria podría quedar en el pasado con la aplicación un sistema eficiente y práctico de desalinización a través del método de “ósmosis inversa”, el cual mediante membranas separa la sal del agua para que se vuelva potable.
Esta tecnología ofrece la empresa española Tedagua, asentada hace ya varios años en varios países de la región y el mundo, y que hace poco tomó nota de la dramática sequía chaqueña.
“Lo más preocupante en estos momentos es el Chaco, estuvimos allí, hemos hechos análisis del agua y hemos hecho una presentación a la Essap de nuestra tecnología”, comparte Alejandro Camarasa, director de Desarrollo de Negocios para América Latina de dicha firma. Junto a representantes de la empresa Insuin –contraparte local de Tedagua– tomaron muestras del agua que hay bajo la árida superficie chaqueña. “Lo que sobra en el Chaco es agua” –remarca–, pero está bajo tierra y es salada. Como Paraguay carece de litoral marítimo los técnicos españoles no creían –dice– que hubiera de agua salada en las entrañas de un territorio desolado y seco. “En los análisis que hicimos el nivel de salinidad del agua y (la del Chaco) es para darle un tratamiento de desalinizar”, indica.
Las desaladoras “ya vienen fabricadas y solo hay montarlas” –señala– no sin dejar de mencionar también están capacitadas para funcionar con paneles solares.
Este último aspecto sería una ventaja para la región chaqueña que tiene sol pleno durante casi todo el año.
Las plantas en cuestión están montadas en dos contenedores que se transportan por barco desde las Islas Canarias, en España. “En menos de 120 días, se puede dar una solución efectiva al problema de la falta de agua potable en el Chaco”, garantiza.
Mediante el sistema modular, tienen capacidad de producir de 500 m3 hasta 2.700 m3 al día. “Con eso puedes dar en pequeñas poblaciones una solución de agua potable rápida”, asevera y comenta que “hace 20 años en la comunidad valenciana se surten con agua de mar”.
FACTIBLE. Si bien aseguran que en poco más de tres meses –por los plazos logísticos– pueden traer esta tecnología, también con su distribuidor paraguayo implementan el modelo de venta del agua. “Nos encargamos de hacer toda la inversión y vendemos el agua en bloques”, dice.
“La Essap no estaría corriendo ni siquiera con el riesgo de que no funcionen”, acotó y recuerda que la aguatera estatal está temerosa de incurrir en desalinizadores que no funcionen.
“Nosotros vamos a correr con toda la inversión (pozo, instalación) y le vamos a entregar a la Essap que ya tienen todos los caños hechos del acueducto, pero lo único que no tiene es agua porque el acueducto no funciona. Vamos a instalar la planta al lado del reservorio de la Essap y le vamos a entregar el agua que ellos quieren”, completa.
El Ing. Gustavo Lima, gerente comercial de Insuin, explica que la idea es cerrar una “concesión de 15 años”, mediante un contrato para ofrecer la cantidad de agua que la Essap precise.
“Es extremadamente factible porque son costos que están por debajo de lo que se ofrece actualmente”, resalta.
El metro cúbico de agua hoy en el Chaco –contrapone– ronda entre G. 15.000 a G. 50.000 y ellos estarían vendiendo “aproximadamente G. 10.000 el metro cúbico” que totaliza 1.000 litros de agua. Esto a razón de una extracción diaria de 2.700 m3.
“Es cuestión de hablar del gobierno sobre cómo ellos quieren, en qué cantidad y si nosotros no le damos agua que nos multen. Ellos no incurren en ningún riesgo”, insiste Lima.