El departamento de Conservación de Nueva Zelanda señaló que 29 ballenas piloto de aleta larga ya estaban muertas cuando el grupo de 34 mamíferos marinos fue hallado el jueves en la remota playa Farewell Spit en la Isla Sur de las dos que componen el país.
Su portavoz, Dave Winterburn, explicó que sus agentes estaban cuidando de las cinco supervivientes, pero advirtió que “las ballenas han estado fuera del agua por algún tiempo”.
“Aunque es un suceso desafortunado, el embarrancamiento de ballenas es un fenómeno natural”, dijo. “La causa es desconocida”, añadió.
Farewell Spit, una lengua de arena de 26 kilómetros que se adentra en el mar, ha sido escenario de más de 10 embarrancamientos de ballenas piloto en los últimos 15 años.
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El caso más grave fue en febrero de 2017, cuando casi 700 cetáceos encallaron y 250 de ellos murieron.
Los científicos no tienen claro por qué esta playa es tan peligrosa. Una teoría es que el cordón de arena genera una zona poco profunda en la bahía que interfiere los sistemas de navegación sonar de estos cetáceos.
Las ballenas piloto son la especie de ballena más común en Nueva Zelanda y son particularmente susceptibles de embarrancar.
Sus ejemplares, que pueden crecer hasta los seis metros de largo, son hallados regularmente en las playas varados en grandes cantidades.