El grupo de cetáceos fue encontrado a pocos metros de la franja de arena de la playa de Pititinga, en el estado de Río Grande do Norte, y está desorientado, según indicaron a EFE fuentes del equipo de biólogos y veterinarios que monitorean el caso in situ.
Otra ballena, que al parecer formaba parte de la misma manada, apareció sin vida a unos siete kilómetros de distancia, en la playa de Zumbi.
Los vecinos y pescadores de la zona fueron los primeros en avistar a los animales y dar la voz de alerta a las autoridades.
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A partir de ese momento, hasta tres equipos del proyecto ‘Cetáceos da Costa Branca’, de la Universidad Estadual de Río Grande do Norte, y de la ONG Centro de Estudios y Monitoreo Ambiental, se acercaron hasta el punto donde estaban varadas.
Las ballenas están en la parte rasa del agua y no consiguen volver, según explicó a EFE el biólogo Vinícius Gabriel Santana, miembro de las dos instituciones involucradas en el rescate.
Los cetáceos han estado dentro del agua durante todo este viernes, siendo analizados para descubrir quién es el líder y averiguar si sufren algún tipo de “alteración en su comportamiento”.
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Lo segundo pudieron confirmarlo en algunos especímenes, al observar problemas en relación a su visión espacial.
Santana señaló que mantendrán la vigilancia incluso en la noche porque cualquier tipo de acción dentro del agua ahora es “muy arriesgado para todos”.
Por ello, están preparándose para que algunas de las ballenas lleguen a la arena, momento en el que recibirían atención veterinaria, y si alguna llegara a fallecer, se le haría entonces una autopsia para intentar descubrir las causas de lo sucedido.
Santana explicó que las ballenas piloto son “animales muy sociales”, que suelen vivir en grupos de entre 15 y 30 individuos en los que “es común que el líder sea una hembra”. Una de las hipótesis en este caso es que haya enfermado y arrastrado a las demás.
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“El resto siempre está cerca y acompaña a su líder, independientemente de su estado de salud”, apunta.
En ese escenario, la solución sería apartar a la líder para que el resto pueda reorientarse y volver al mar.
Este tipo de episodio “no es común en estas proporciones” en Rio Grande do Norte, siendo lo normal que ocurra apenas con uno o dos individuos. El último varado “en masa” del que se tenía constancia ocurrió en 2013 en el municipio de Areia Branca. EFE
Fuente: EFE.