El #UNANoTeCalles fue una gesta estudiantil que se extendió por varios meses, luego de aquella toma el 21 de setiembre del 2015 y derivó en la renuncia de unos 10 decanos de las 12 facultades y del ex rector Froilán Peralta, además de darse su imputación por corrupción.
El ex rector Froilán Peralta se entregó esta semana para cumplir su condena de tres años por lesión de confianza. Se determinó un perjuicio de más de G. 1.154 millones a la casa de estudios, en tanto que la causa por cobro indebido de honorarios prescribió y no fue juzgado por ese delito.
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Para la ex dirigente estudiantil, Liz Guillén, no sabe si se cierra una etapa, porque el #UNANoTeCalles era más que Froilán Peralta y era también “estatuto, corrupción y la forma en la que veían la universidad”. “Hay muchas cosas que no están todavía resueltas, se puede hablar de un hito”, expresó a Última Hora.
Asimismo, fue crítica en decir que la prisión de Froilán Peralta y la ex jefa de Talento Humano, María del Carmen Martínez, conocida como “La comepapeles”, no se puede llamar una victoria como tal y que la condena de solo tres años es como que le salió gratis.
“Más de 20 años de casos de corrupción, donde varios docentes perdieron sus cargos y estudiantes tuvieron que salir de la universidad, es una forma que tiene la Justicia de decir que cumplió su parte. No creo que haya una satisfacción generalizada. Empezó con una protesta estudiantil, tuvo un proceso y una condena, fue un hito”, manifestó.
Guillén recordó que lo más emblemático fue la toma del Rectorado, que fue la cúspide y el inicio de todo el imaginario de la gente, pero que ya había iniciado antes, con denuncias contra Froilán Peralta.
“Nosotros sabíamos que las denuncias iban a terminar en la nada y que se iba a dilatar y no terminar en nada, por lo que decidimos dar el siguiente paso de lo que se conoce como la toma del rectorado”, relató.
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La estudiante indicó que cuando el Consejo Superior Universitario decidió darle permiso a Froilán Peralta mientras duraban las investigaciones en su contra y fue ahí que se encendió todo, porque pensaban que iba a terminar en la nada.
“Nosotros nos organizamos sabiendo que si todo salía mal, eso podía terminar en sumarios y suspensiones para estudiantes. Los guardias de la universidad nos rociaron con extintores y cuando acudió la Fiscalía nos amenazaban que iba a entrar la policía y nos iban a llevar presos”, rememoró sobre aquellas amenazas e incertidumbre que existía.
Guillén explicó que ahí accedieron a que salgan los consejeros e hicieron una valla humana, pero que recién en horas de la madrugada los mismos se animaron a salir, porque tenían miedo, mientras que los estudiantes defendieron el legítimo derecho que tenían a manifestarse frente al Rectorado. “No nos íbamos a mover de ahí”
“El UNANoTeCalles para mí es como una reivindicación de lo que fuimos nosotros como estudiantes y lo que es la lucha estudiantil histórica. Siempre quiero recordar y resaltar que la protesta estudiantil inicia mucho antes; en el año 96 se había realizado una huelga de hambre, también en el 2005 se hizo una toma de la Asamblea Universitaria y hubo docentes y estudiantes imputados”, recapituló
Asimismo, resaltó que fue como una reivindicación de la lucha estudiantil y favoreció muchísimo que habían muchas posibilidades de comunicación con la sociedad por las redes sociales, medios independientes y también nacionales, que se hicieron eco y el contexto daba para que explote a nivel nacional.
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“Lo primero que significó fue un riesgo para la mayoría, la historia en la universidad nos dice que el que se enfrentaba a Froilán Peralta terminaba fuera de la universidad, imputado, descontratado e incluso sin posibilidad de seguir su carrera en otras universidades”, sostuvo.
En ese sentido, afirmó que si no lo hacían como lo hicieron iba a terminar en el “opareí”, aunque están conscientes de que no pudieron conseguir todo y que de hecho solo Froilán Peralta y “La comepapeles” continuaron sus procesos, cuando había un entorno más grande. “Creo que es un riesgo que se corrió y tuvo sus resultados”.
En cuanto a los cambios que lograron, lamentó que la UNA no haya logrado sanitizarse ni en lo académico, ni jurídico o en lo político, en ningún aspecto. “Logró visibilizarse, poner la discusión en la mesa sobre las cosas que no estaban funcionando y las personas que no estaban haciendo lo correcto”, consideró.
Sobre lo que falta aún por conseguir, remarcó que existieron conquistas importantes, como el arancel cero que se logró tiempo después, como también se demostró que el estudiantado debe tener una participación mucho más activa. “Si bien no hubo condenas e investigaciones, se logró que otras personas salgan de la UNA”.
También dijo que falta que haya una participación paritaria, porque hoy los docentes siguen tomando con mayoría propia las decisiones en la universidad y que esté más abierta a la sociedad, también mejorar la administración administrativa y que a nivel nacional también se desarrolle la educación.
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“Los reclamos eran para que el sistema universitario público pueda permear en lo social. El Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) tiene muchísimas críticas y una crisis en la confianza para el otorgamiento de las carreras y títulos universitarios. Falta abrir más la discusión de la educación y se debe incluir a docentes y estudiantes para que la facultad pueda ser gestionada de manera paritaria por docentes y estudiantes”, analizó.
Sobre la hazaña del #UNANoTeCalles, cree que pasaron ocho años y muchas promociones de estudiantes, incluso estudiantes que estaban en la escolar básica hoy están en la universidad. “Pueden no estar muy conscientes de lo que fue él UNA no te calles, pero pueden por un traspaso generacional seguir gestionando esas luchas dentro de la UNA”.
Entre otras cosas, dijo que hoy ve desde afuera lo que hace el movimiento estudiantil, cree que hay una continuidad y que la lucha se va diversificando y los actores van mutando, pero sí cree que se mantiene una línea y continúa.
“Si bien son otros estudiantes los que lograron el arancel cero, se da posterior al #UNANoTeCalles, que tuvo un peso y que le dio más importancia al estudiantado”, evaluó.
Ante la pregunta de si le llena de orgullo haber sido parte del #UNANoTeCalles, contestó que más que un orgullo es un compromiso, ya que la gente tenía sus esperanzas puestas en ellos y esperaban muchísimo de los estudiantes.
“Yo terminé la facultad y me aparté de muchas cosas y hoy siento ese compromiso desde el espacio que toque seguir reclamando que las cosas mejoren, seguir intentando y luchando que la gestión de los que tienen la lapicera sea la adecuada y que nuestra participación ayude a la mejora social. Ese compromiso está también en los demás y de ser fieles a esa premisa que nosotros teníamos en su momento, tanto desde nuestro desempeño profesional y nuestras acciones como ciudadanos. Si hablo de orgullo tengo que hablar también de compromiso”, expresó.
Finalmente, se refirió a los estudiantes actuales de la UNA, señalándoles que son lo suficientemente capaces para gestionar cómo quieren que sea su formación, en un mundo tan globalizado, donde las formas de hacer las cosas cambiaron muchísimo.
“Creo que yo no puedo decirle a ningún estudiante lo que hay que hacer, pero sí dar consejos genéricos de que confíen en ellos mismos y no tengan miedo de explayar sus ideas en los espacios académicos, de trabajo o políticos y que no se queden con el malestar de que algo puede hacerse mejor”, remató.
El caso
La causa de Froilán Peralta y de la también condenada, María del Carmen Martínez, comenzó a raíz de una investigación de Última Hora que había sacado a la luz las irregularidades administrativas que se realizaban en la Universidad Nacional de Asunción.
Esto derivó en el levantamiento de los estudiantes universitarios que tomaron el campus de la UNA, en San Lorenzo, el Día de la Primavera del 2015, lo que hizo que finalmente la Fiscalía abriera una pesquisa e imputara a varias personas. Pese a que una gran cantidad de personas fueron imputadas, solo Froilán Peralta y María del Carmen Martínez continuaron sujetos al proceso.
Las informaciones que se dieron a conocer guardaban relación a la contratación de parientes y otras personas con rubros de docentes, sin que estos cuenten con título habilitantes para ejercer la docencia, lo que causó gran indignación del estudiantado e incluso de docentes y funcionarios.
Las manifestaciones se extendieron por varios días y las distintas facultades de la UNA fueron tomadas por los estudiantes, quienes se quedaron a acampar y a impedir la quema de archivos, como ya había ocurrido mientras una multitud rodeaba el Rectorado y la ex jefa de Talento Humano, María del Carmen Martínez, se puso a comer papeles relacionados al escándalo.
El escándalo salpicó a 10 decanos de las 12 facultades que componen la UNA y que se vieron obligados a renunciar, en medio de la presión estudiantil y un gran sentido de patriotismo de los estudiantes para intentar cambiar de raíz la corrupción institucional de la histórica casa de estudios. Acorralado, Froilán Peralta también dimitió del cargo.