María del Carmen Pompa Quiroz
Fue con el movimiento posmodernista de los años 20 del siglo pasado donde aparecieron los primeros nombres relevantes de nuestra poesía, en consonancia con otras voces poéticas hispanoamericanas, como Delmira Agustini, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni. Las precursoras en nuestro medio –de los años 20 al 40–, Serviliana Guanes, Renée Checa, Ida Talavera, Dora Bueno, Josefina Plá, que fueron abriendo caminos estéticos de distinta intensidad expresiva a la generación siguiente, de los años 50: María Luisa Artecona, Ester de Izaguirre, Elsa Wiezel.
En los años 60 y 70 se produce la emergencia de escritoras a la que Josefina Plá definió como “el boom literario femenino”, de la que forman parte Renée Ferrer, María Eugenia Garay, Lourdes Espínola, Amanda Pedrozo. Estas generaciones conforman en nuestro medio un importante núcleo de producción femenina que hacía de la poesía su medio de expresión estética.
¿Qué caracterizaba a la poesía escrita por estas mujeres? Una temática subyacente que hacía del erotismo a través de la palabra, del cuerpo, y de la exaltación del deseo, el tema recurrente y capital de estas escritoras –incipiente al principio y más intenso después–. Este discurso es eminentemente sensual y sexual que se posiciona en la corporalidad, elemento clave que erotiza el deseo y la palabra con que se manifiesta.
En nuestras letras fue Dora Bueno la pionera, que, como dice Josefina Plá, es la “única representante caracterizada de la vertiente erótica en la poesía femenina paraguaya”.
A esta poetisa la seguirán más tarde la misma Josefina Plá –que, en su larga trayectoria artística formó parte de distintos grupos y cenáculos literarios–. Y Delfina Acosta se agrega a ellas con su producción que se inicia en los años 1980.
Es apropiada para el discurso literario femenino una reflexión de la escritora feminista y filósofa francesa Helene Cixous que dice:
“Un texto femenino no puede ser más que subversivo: si se escribe, es trastornando la antigua costra inmóvil. [...] Es necesario que la mujer escriba porque es la invención de una escritura nueva, insurrecta lo que, cuando llegue el momento de su liberación, le permitirá llevar a cabo las rupturas y las transformaciones indispensables en su historia.” [...] )
Este texto revelador de Helene Cixous lo podemos aplicar al poemario de Delfina Acosta, que devela las transformaciones, deconstrucciones y rupturas realizadas para la liberación y autoafirmación de la autora.
Erotismo, cuerpo y palabra.
El nuevo modelo del discurso erótico –desde el modernismo– que estructura los textos de Delfina Acosta, es explícitamente sensual y sexual. La incorporación de imágenes sensoriales y corporales denota el rescate del cuerpo a través de estas percepciones y de las significaciones que articula. Este discurso que desarrolla un lenguaje refinado, simbólico, despegado de lo biológico y referencial, está al servicio de la autora y le permite transformar la referencialidad al hacer alusiones, poéticas y metaforizadas con las que transmite a sus lectores pensamientos y sentimientos y a la vez, erotiza su cuerpo, sus deseos y la naturaleza que la rodea.
El poemario Universo poesía y otros versos ofrece imágenes sensoriales finamente elaboradas que trasladan a los lectores a una estética y a una belleza del deseo femenino acompañando la autodeterminación y la liberación de su autora de aquella “antigua costra inmóvil” planteada por Helene Cixous:
“Me río y abro la rosa de mi lengua / Beban la leche de los senos de la noche / guarden en la lengua el zumo del placer / bailen con el propio ritmo de sus polleras / suban y bajen por las escaleras de la desobediencia (...) / envolviéndose en el sudor y el rocío del hombre / cuyos ojos abren y cierran beso a beso, / mientras por dentro les llueve, les moja la cintura y la pelvis.
Las sombras y los filosos cuchillos buscaban tu piel morena / tu pulpa, tu tibieza / en cualquier esquina de la Plaza Uruguaya.
Cuando nacieron las primeras pasionarias tus senos se aromaron”.
De las imposiciones a la autodeterminación
En su obra Voces femeninas en la poesía paraguaya (1976), Josefina Plá, con la lucidez que caracterizan sus aportes teóricos, plantea una clasificación en la producción poética escrita por mujeres, que consta de una fase de aceptación de pautas impuestas, otra de concientización y otra de afirmación de la propia identidad y rebelión a esquemas impuestos.
Es interesante señalar que una de las actuales críticas literarias estadounidense, Elaine Showalter, al estudiar la novela escrita por mujeres, propone también tres fases que coinciden analíticamente con la clasificación de Josefina Plá: aceptación e imitación de la tradición dominante; defensa de los derechos propios; autodescubrimiento y búsqueda de identidad propia.
Siguiendo las pautas coincidentes propuestas por estas dos importantes autoras; Plá y Showalter, separadas en el tiempo y las circunstancias, podemos deducir que la obra poética de Delfina Acosta se ubica en las dos últimas etapas de la clasificación de ambas escritoras. La fase que establece la rebeldía y la autoafirmación de Plá, como la de protesta, defensa y autodescubrimiento que lleva a las posturas de feminista y de la mujer que plantea Showalter.
Lo podemos comprobar desde el primer poema de esta colección, donde Delfina afirma –y se afirma– en defensa de su postura y en el autodescubrimiento de su identidad:
[en un poema] hay una muchedumbre caminando / alguna niña de cabellos largos / llamada Delfina como yo / Hay agua en un poema / hay fuego / hay tierra / hay aire / hay Delfina.
Fuertemente aferrada a los cuatro elementos: agua, fuego, tierra, aire que van a ser importantes claves semióticas en su obra, acompañando al cuerpo, a sus sensaciones y a la palabra de la autora. Delfina continúa defendiendo su postura partiendo del autoconocimiento:
Pero yo soy distinta, / ellas saben la exacta dosis / de la sal en las comidas, / Pero yo soy distinta; / abro vientos lejanos, / multiplico la sal en los besos, / y escribo versos en las aguas bravas. / Ellas rozan con manos de ángeles / los hombros de sus maridos; / Pero yo soy distinta, / pero yo soy libre, / Ellas se perfeccionan en gestos melancólicos, / extienden los dominios de sus penas / Pero yo soy distinta, / pero yo soy otra, / y doy la espalda a la mirada de la tristeza.”
Y continúa afirmando en otros versos:
No te arrodilles, mujer / no bajes la cabeza, / no vivas otra vida / que no sea la tuya. / Anulo toda ley / que te condena a la mudez de la roca. / Para tus ojos, / para tu vientre moreno, / para tu tibia sangre / voy escribiendo estos versos / con hojas, / con canto, / con ritmo nuevo, / con néctares, / con palabras que tienen / el impulso de las vastas alas.
Podemos afirmar que Delfina Acosta se posiciona en un importante lugar en la literatura paraguaya desde una postura no solo estética, sino también ética. Devela su conciencia feminista y apela a toda mujer que recibe el mensaje de sus poemas con la intención de incitar a la rebeldía y enfatizar la reivindicación de sus derechos. Desde su expresividad estética entrega imágenes finamente elaboradas en las que las metáforas e imágenes sensoriales de amplia gama producen placer y recrean belleza:
“De mi boca caían palabras / donde aleteaban los pájaros.
Yo lagrimeaba rosas / hablaba rosas / pregonaba rosas
Un pájaro de vuelo silencioso / igual a un beso amado y nunca dado”.
Y concluimos con el poema “Cópula nuestra” que resume la postura de la autora de transformar “la antigua costra inmóvil” de la culpa y la punición en una manifestación de exaltación de los placeres mediante la liberación, la autonomía y el gozo del cuerpo. Partiendo de un discurso religioso Delfina lo enfrenta, lo resemantiza y le da un sentido nuevo y real.
“Cópula nuestra que estás entre las sábanas, / que dejas huellas aromadas en el lecho,
que te abres y cierras a la hora nocturna, / alabado sea tu nombre de carne;
venga a nosotros tu gozoso reino. / Hágase tu locura, en el día soleado como en la oscuridad
absoluta./ Danos hoy el placer nuestro de cada día; / perdona nuestros deslices / como también
nosotros perdonamos / a quienes nos desnudan sin besarnos / ni acariciar nuestros cabellos
siquiera. / Déjanos caer en la tentación, / y líbranos de los fríos glaciares de la distancia y la indiferencia.”
1 ) ESPÍNOLA, Lourdes. “El boom literario femenino”. Entrevista a Josefina Plá. Última hora. Correo semanal. Asunción, 25 de marzo de 1989.
2) PLÁ, Josefina. Voces femeninas en la poesía paraguaya. Asunción: Alcándara.1976.
3) CIXOUS, Helene. La risa de la medusa. Madrid: Anthropos. 1995.
4) MOI, Toril. Teoría literaria feminista. Madrid: Cátedra. 1988.