Los uruguayos eligen este domingo a su próximo presidente en un balotaje de final abierto que puede marcar el regreso al poder de la izquierda del icónico ex mandatario José Mujica o la continuidad de la coalición de centroderecha tras cinco años de gobierno.
Yamandú Orsi, un profesor de historia de 57 años, del opositor Frente Amplio, se enfrenta a Álvaro Delgado, un veterinario de 55, del Partido Nacional que lidera la alianza oficialista.
El ganador sucederá el 1 de marzo al presidente Luis Lacalle Pou, con un nivel de aprobación cercano al 50%, pero impedido constitucionalmente de presentarse a la reelección inmediata.
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La votación comenzó a las 08:00 y se extenderá hasta las 19:30.
Uruguay acude a las urnas como la democracia más sólida de Latinoamérica, con un alto ingreso per cápita y menores niveles de pobreza y desigualdad frente al resto de la región.
La situación económica y la delincuencia centran las preocupaciones de los votantes en este país agropecuario, con 3,4 millones de habitantes y 12 millones de cabezas de ganado.
“Para los laburantes (trabajadores) estos cinco años no han sido nada buenos”, señaló a la AFP Gustavo Maya, un repartidor de garrafas de gas de 34 años, que apoya a Orsi.
“Ando todo el día en la calle y lo que me preocupa mucho es la inseguridad. Veo muchos robos, cada vez más homicidios, poca policía”, se quejó.
William Leal, un albañil de 38 años, votará a Delgado.
“Quiero que continúe este gobierno porque en el rubro de la construcción hubo mucho más trabajo”, dijo. “A mí me rinde más la plata, aunque sigue caro igual, mejoró”.
Esta segunda vuelta electoral promete ser muy reñida, como en 2019, cuando la victoria de Lacalle Pou se saldó por apenas 37.000 votos.
El 27 de octubre, Orsi obtuvo el 43,9% de los sufragios, muy por delante de Delgado (26,7%), aunque este ahora cuenta con el respaldo de todos los partidos de la coalición oficialista, que juntos obtuvieron el 47,7%.
Orsi lidera todos los sondeos, pero seguido de cerca por Delgado, por una diferencia que se redujo en los últimos días y se ubica dentro de los márgenes de error.
“Es un escenario muy competitivo”, indicó a la AFP el sociólogo Eduardo Bottinelli, director de la consultora Factum.
El Frente Amplio aspira a volver al gobierno que perdió en 2020 tras tres periodos consecutivos, uno de ellos bajo Mujica (2010-2015).
El ex guerrillero de 89 años tuvo una activa participación en el tramo final de la campaña a pesar de estar recuperándose de un cáncer. En reuniones con vecinos y numerosas entrevistas, despotricó contra la avaricia de algunos políticos, contra las corporaciones y contra el presidente saliente Lacalle Pou.
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Con su estilo campechano y sus usuales comentarios filosóficos, cuestionó el “consumismo atroz”, y habló de su legado político y la inminencia de la muerte en una suerte de despedida que conmovió a muchos.
Tras los comicios de octubre, el Frente Amplio se quedó con 16 de los 30 escaños del Senado, y la coalición gobernante, con 49 de las 99 bancas de la Cámara de Diputados.
Orsi, que fue intendente del Departamento de Canelones durante una década, aseguró tener la “gobernabilidad” para impulsar “las transformaciones que el país necesita”.
“Queremos ir al encuentro y buscar líneas de acuerdo”, señaló de su lado Delgado, ex secretario de la Presidencia de Lacalle Pou, confiado en que “una mayoría silenciosa” le dará la victoria porque Uruguay está “mejor” que en 2019.
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Gane quien gane, no se avizora un golpe de timón. Orsi prometió “un cambio seguro que no será radical” y Delgado, avanzar en la senda actual.
El tema impositivo generó sin embargo roces en el único debate de la campaña. Ambos se comprometieron a no aumentar la carga tributaria, pero Delgado cuestionó la promesa de su rival, afirmando que el programa del Frente Amplio sí lo prevé.
Los dos han dicho que impulsarán el crecimiento, en recuperación tras la desaceleración por la pandemia y una histórica sequía. También apuestan a reducir el déficit fiscal y a luchar contra el aumento de la delincuencia vinculada al tráfico de drogas.
Fuente: AFP