En contexto de la pandemia, el uso excesivo de la tecnología se tornó un problema que se fue incrementando en los hogares.
Los niños y adolescentes atraviesan etapas en las cuales establecen los cimientos de los comportamientos que definirán su estilo de vida. Sin embargo, la tecnología está modificando los momentos de ocio de los niños y adolescentes y esto se fue agudizando con el confinamiento. Ante esto, surge una nueva necesidad: la de limitar el tiempo de uso de pantallas. La falta de límites claros promueve factores perjudiciales para los niños y adolescentes, como ansiedad, obesidad, trastornos de aprendizaje y una disminución de la autoestima.
Allí surge la pregunta que muchos padres se plantean: ¿Es mala la tecnología?; por sí sola, no lo es; es el grado de supervisión lo que puede marcar la diferencia entre el uso y el abuso.
Ante este panorama, la sicóloga clínica Marian Piñánez detalla sobre esta problemática.
HUÉRFANOS DIGITALES
La especialista denomina “huérfanos digitales” a la alta exposición de los niños a la tecnología. Aquellos niños que no reciben orientación ni guía de los padres durante el uso de celulares, videojuegos y redes sociales. “Hay niños que prácticamente no duermen por jugar toda la noche, y eso podría afectar su salud”, refiere.
Según Piñánez, los principales daños causados en los niños por este fenómeno son baja autoestima, un erróneo modelo de relaciones sociales y un nivel cognitivo bajo.
“Debido al confinamiento por la pandemia, los niños y adolescentes cortaron con la sociabilización que tenían cuando iban al colegio. Con eso aumentó la necesidad de comunicarse a través de la tecnología”, explica, y añade que eso no es malo, pero puede convertirse en un problema cuando se llega a la adicción.
Se considera adicción cuando dicha conducta conduce a dependencia. El niño reduce progresivamente su campo de intereses y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva termina por acaparar su vida y no existen otras actividades que le llame la atención. “El niño corta su descanso, deja de hacer actividades cotidianas, como comer, hacer las tareas o bañarse”, explica.
En este sentido, señala que es muy importante que los padres puedan estructurar el tiempo, limitando el uso de la tecnología, acompañando y controlando a los hijos, ya que puede traer consecuencias. “Además de generar adicción, esto induce a la ansiedad y esa ansiedad genera que puedan caer en la obesidad, además produce irritabilidad y poca capacidad de frustración”, expone.
En conclusión, los padres juegan un rol protagónico en la educación y el desarrollo de los niños. Es vital fomentar factores de protección en los niños, que incluyen, entre otros, el uso racional del tiempo libre, el consumo inteligente de las tecnologías y el control paterno. En este sentido, construir un buen ejemplo se presenta como un punto de partida clave.
“Empecemos por analizarnos a nosotros mismos, para que luego nuestros hijos adopten aquellas costumbres que en el largo plazo los beneficiarán, ya que como padres les transmitimos a nuestros hijos”, culmina Piñánez.
Atención a los hijos
Los padres deben estar atentos a las señales que puedan indicar un abuso en el uso de la tecnología y tomar acciones que generen factores de protección.
- Limitar el tiempo de uso de las tecnologías.
- Cuidar el sueño, que los niños duerman de noche y no de día.
- Realizar actividad física al aire libre.
- Tener mayor comunicación con los hijos.
- Establecer rutinas de actividades diarias.