18 ene. 2025

Uso de Ley Forestal se suma al debate sobre deforestación

En los últimos cinco años, desaparecieron más de un millón y medio de bosques. La mayoría en el Chaco, donde la práctica de cambio de uso de suelo se rige por la Ley Forestal, normativa que data de 1973.

Deforestación

Foto: Elías Cabral.

De acuerdo con datos oficiales del Instituto Forestal Nacional (Infona) y del Ministerio del Ambiente (Mades), el promedio de cambio de uso de suelo entre 2006 y 2018 fue de más de 330.000 hectáreas anuales.

Si tenemos en cuenta los últimos cinco años (ver infografía), se perdieron unas 1.456.514,40 hectáreas de bosque. La mayor parte de la transformación se lleva a cabo en el Chaco y es destinada a la ganadería.

La actual administración del Infona proveyó un último dato que hace al contexto de la situación en el Chaco: en el periodo de agosto de 2017 a agosto de 2018, el 76% de los cambios de uso de suelo fueron autorizados por el Infona y por el Mades.

Es decir, la mayor parte del cambio de uso de suelo es legal, realizado bajo los parámetros establecidos en la Ley Forestal, cuyo artículo principal obliga a los propietarios a mantener el 25% de los bosques dentro de sus propiedades.

Más allá de la legalidad, la pregunta es si el ritmo de desaparición de los bosques se enmarca dentro de la sostenibilidad.

CRITERIOS. El Ing. Calixto Saguier, especialista en Áreas de Producción Agrícola y Ganadera de la WWF, recordó que esta ley se hizo con base en una vieja normativa brasileña, sin mucho criterio científico que argumente la utilidad de la misma para proteger el ambiente.

El Chaco es un territorio que tiene ciertas características en cuanto a fauna, flora, suelo, comunidades, todo eso debe ser evaluado para saber realmente el impacto de las actividades económicas y los lineamientos que deben seguirse, señaló.

“Hoy, desde el punto de vista legal, es sostenible. Pero no hay a ciencia cierta, en el sentido de que no hay una medición científica para verificar que es sostenible”, reflexionó.

Así también instó a los productores a buscar mayor productividad de sus campos en lugar de insistir en el crecimiento de su producción simplemente extendiendo las hectáreas de pasturas.

“El cambio de uso de suelo tiene que estar muy bien reglado, muy bien medido, con criterio científico, para que el Estado pueda regular. Lo que no podemos es dejar así como está. Evidentemente hay gente que abusa. Se necesita que las cosas sean claras”, concluyó.

GANADERÍA. El vicepresidente de la regional del Alto Chaco de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Martín Heisecke, dijo que los ganaderos de la zona respetan las leyes ambientales para poder producir, porque, de lo contrario, ellos mismos estarían perjudicando su medio de trabajo.

“Lo que hacemos es 100% sostenible”, defendió. Dijo además que la Ley Forestal no debe cambiar y que, a pesar de que el ritmo de cambio de uso de suelo es acelerado en comparación con otras partes del mundo, hay un margen que todavía puede ser aprovechado para producir sin perjudicar. “Hay todavía oportunidad para seguir. Pero hace falta que se controle más, no con un espíritu de policía, sino de corregir las cosas”, señaló.

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Hay experiencias positivas, dicen
El gerente del proyecto PaCha (Iniciativa Pantanal-Chaco), Ing. Guido Cubilla, comentó que ya existen experiencias de ganadería sostenible en el Chaco. “Existen establecimientos agropecuarios en el Chaco paraguayo que se enmarcan en lo que debería ser una ganadería sostenible para esta región del país. Estos cuentan con adecuación legal, trabajando con los permisos de licencia ambiental requeridos por ley. Incluso, un grupo importante de ganaderos está yendo más allá de lo que nuestra actual legislación exige con una visión de conservación de sus recursos naturales”, señaló. Al mismo tiempo, la organización WWF está trabajando con diversos sectores a fin de “elevar la vara de la conservación”. Parte de este trabajo tiene que ver con el control para que se efectivicen los pagos por servicios ambientales para que los dueños de tierras puedan recibir los incentivos que merecen por conservar sus bosques; así también plantean incentivos fiscales para quienes conserven sus bosques; que los productores logren producir más y mejor, entre otras iniciativas, manifestó.