Con el retorno de las clases presenciales se dio inicio a la campaña de vacunación contra el Covid en las escuelas públicas del país. La iniciativa se denomina “Me Vacuno en mi Aula” y con la misma fueron habilitados puestos vacunatorios en los centros educativos públicos y subvencionados. Y, aunque en principio la vacunación sería para niños de 5 a 11 años, las autoridades extendieron la campaña para vacunar también a padres, docentes e incluso vecinos de las instituciones.
Preocupa sin embargo el muy bajo nivel de aplicación de la segunda dosis en niños y niñas. La escasa recurrencia estaría ligada al temor que ciertos sectores de la sociedad fomentaron sobre las vacunas. El Dr. Fernando Galeano, presidente de la Sociedad Paraguaya de Infectología, instó a la población a que se tenga confianza en las vacunas, y advirtió que una primera dosis “cubre muy poco”, razón por la cual se precisa del segundo pinchazo para tener una “protección real” luego de dos semanas del refuerzo. “No es que en la primera dosis y en el primer día ya te protege, sino que hay que completar las dos dosis y otra vez, a partir de haber recibido la segunda, hay que esperar dos semanas más para darle tiempo al organismo para que produzca los anticuerpos”, apuntó el médico.
La perspectiva es aún más preocupante si consideramos el dato que aportó la doctora Sonia Arza, jefa de Contingencia Pediátrica de Covid-19 del Hospital de Clínicas, quien indicó que la cobertura es muy baja no solamente en el rango etario de niños, sino en todos los demás. “Hemos encontrado hospitalización de niños con diferentes tipos de complicaciones; no solamente cuadros autolimitados leves tipo gripe sino que si el niño se hospitaliza ya es por complicaciones que se dieron”. La profesional recomendó a todas aquellas personas o niños que recibieron sus dosis, que deben completarlas para poder tener realmente la protección asegurada.
Para los epidemiólogos, el impacto de la vacunación contra el Covid-19 en la población infantil de 5 a 11 años va más allá de la inmunización individual de los niños, pues la inmunización pediátrica puede reducir los brotes interescolares en invierno. Esta situación se extendería también a otros virus propios de la estación como la influenza.
Considerando que los indicadores epidemiológicos están bajando enfrentamos el peligro de subestimar los riesgos que todavía supone la pandemia, que aún no ha sido superada, y por eso se puede pensar que ya no es necesario vacunar a niños y niñas. Por eso es necesario tener en cuenta que se acercan los meses de frío y eso efectivamente podría suponer un nuevo aumento de los contagios y, como se sabe, los niños son una población muy susceptible.
Los profesionales de la salud explican que la clave de la inmunización pediátrica radica no solamente en reducir el riesgo de contraer la enfermedad, sino también en que los niños no sean transmisores del virus a pacientes vulnerables que viven con ellos.
Es clave tener confianza en la acción preventiva de las vacunas, pero al mismo tiempo seguir manteniendo los hábitos de higiene y cuidado que son claves para evitar las enfermedades.