Cumpliendo con el 4º Mandamiento, Alita González de Heisecke tuvo la feliz iniciativa de rendir justiciero homenaje a su padre, el eminente Dr. Gustavo González, y al trabajo recopilador y de puesta en valor de aspectos interesantes de la cultura paraguaya, aparte de su tarea profesional en la ciencia y la medicina, que le había llevado a la presidencia de la Sociedad Científica del Paraguay, entre otros méritos.
Precisamente en la propia sede de la Sociedad Científica del Paraguay se lanzó la 4ª edición de Ñandutí, a cargo de Adriana Almada.
La Dra. Miriam Ayala presentó la nueva edición, refiriéndose a la rica personalidad de Gustavo González; y el Dr. Manuel Benítez Florentín hizo una reseña de la figura política del presidente del Partido Liberal Radical y autor de un Ideario en la década del 60.
Esta edición ha sido enriquecida con imágenes a color, y en formato macro panorámico, de piezas de gran valor, que forman parte del acervo del Museo del Barro, con fotografías de Juan Carlos Meza.
La primera edición fue de 1966, dada la importancia del tema, como separata del Suplemento Antropológico, de la Revista del Ateneo Paraguayo, y constituyó un documento precursor sobre el encaje paraguayo, el ñandutí. Presentado además por el autor en distintas conferencias internacionales y también del ámbito nacional.
El antropólogo y doctor en Medicina brasileño Roquete Pinto le consagra un primer opúsculo: “El Ñandutí del Paraguay”, que inspiró al Dr. González a profundizar en la investigación del tema.
Etimológicamente, ñandutí es una palabra en guaraní que significa “blanco de araña” .
Gustavo González nace a fines del siglo XIX y obtiene el título de Doctor en Medicina y Cirugía, por la Universidad de Buenos Aires. Fue médico militar desde 1930 hasta 1947, cuando se retira con el grado de Coronel de Sanidad. Actuó en la Guerra del Chaco como Jefe del Servicio Médico del II Cuerpo de Ejército. Obtuvo la condecoración Cruz de Chaco. Tiene interesantes trabajos antropológicos referidos a su experiencia en el territorio chaqueño y sus contactos con los Ñanaguas o Guaraní Chané- Tapiete, y un conocido aporte: Entre los Chané guaraníes de Pikuiva, Ñambyrenda e Yrendague.
Tiene además un libro referido a temas como Mitos, leyendas y supersticiones guaraníes del Paraguay.
Perteneció Gustavo González a una generación de brillantes médicos, como Andrés Barbero, Juan Boggino, Carlos Gatti, Juan Max Boettner, Miguel Ángel Maffiodo, Juan Manuel Morales, Ramón Doria, Pedro De Felice, entre otros.
Para ahondar en sus trabajos sobre el ñandutí visitaba a las tejedoras de Itauguá. En un Congreso de Turismo en Montevideo, en 1953, fue acompañado por una de ellas, la Sra. Aponte Roig, quien deslumbró al auditorio con bastidor en mano, mostrando la destreza de ese arte, acompañado por valiosas explicaciones, de una expresión cultural tan arraigada en nuestra cultura paraguaya, un encaje importado en su primer momento, pero que recrea su propio estilo y se erige en un símbolo indiscutible.
También un fotógrafo versado, de apellido Caballero, acompañaba sus incursiones en el valiosos tejido, plasmando los motivos que animaban cada creación y aprehendiendo en sus mallas, flora, astros y fauna con gran fuerza expresiva (espigas de maíz, soles, el karãu, fruta de guavirá, flor de coco, arasa, flor de guayabo, alacrán, pezuña de vaca, estrellitas, garza, filigrana, etcétera).
En un prólogo de Justo Pastor Benítez, éste se refiere a Gustavo González como “el Poeta del Ñandutí”.
El libro tiene una importante contribución gráfica y al mismo tiempo un glosario etimológico de voces guaraníes y españolas guaranizadas, para una comprensión cabal de este mágico tejido.
A más de eso, existen ensayos interpretativos y una compilación de poemas de autores celebres nacionales y extranjeros que se inspiraron en la telaraña textil.
La economía del ñandutí para la comarca de Itauguá representa un aspecto novedoso en las nuevas categorías del patrimonio entendidas por la Unesco. El ñandutí, aparte de ser una valiosa expresión cultural, es también un agente de desarrollo, un polo magnético que atrae a turistas, estudiosos y futuros promotores culturales, además de erigirse en factor productivo y, por ende, en una decorosa profesión que ayuda al desarrollo comunitario y fortalece la economía y la autoestima.
Esta edición ha sido enriquecida con imágenes a color de piezas de gran valor, que forman parte del acervo del Museo del Barro.
Relecturas
Beatriz Bossio
Investigadora
beabosio@rieder.net.py