23 nov. 2024

Valores

Las cosas se complicaron para Honor Colorado con la adquisición en saldo y remate de Chaqueñito que debieron expulsarlo de la manada debido a las complicaciones que su comportamiento podría tener en el grupo, que llegó al poder con el grito fascista de “Dios, patria y familia”.

El humilde vendedor de asadito en la Región Occidental –un presente griego de Payo Cubas– tenía unas características iguales al cincuenta por ciento del Senado como lo reconoció su valeador y promotor Bachi Núñez.

Este, en el ánimo de pretender aclarar, acabó afirmando que no fue por sus videos procaces que fue apartado porque si ese fuera el argumento la mitad del Senado tendría que ser sancionado.

Chaqueñito es solo el reflejo de una serie de antivalores que viven como una cuestión normalizada en la vida política nacional.

Entre los miembros del Congreso hay gente todavía con prontuario aún peor que la del asaditero Javier Vera.

Los hay procesados por narcotráfico, ejercicio de cargos sin títulos habilitantes, indiciados por gobiernos extranjeros de ser parte del crimen organizado y un significativamente corrupto como el jefe de la manada y presidente de facto.

Lo de Chaqueñito sería una “zoncera re’i”, como lo fue aquello de Galaverna de similar calibre, pero no tuvo ningún costo político para el afectado ni para los supuestos promotores del escándalo.

Cartes estuvo con Zacarías Irún hace poco en su cumpleaños en el Este, donde anunció que Pedro Alliana es ya el candidato de facto del grupo, a pesar de que el senador del Alto Paraná tuvo que cargarse las afirmaciones de Calé sostenidas hasta ahora de que era “el mariposón del Este”.

Ambos son aliados y amigos ahora en el mismo grupo que expulsó de su seno a Chaqueñito, quien debe estar bastante confundido en torno a los valores que esgrimen en su contra los mismos que fueron calificados de igual forma en escaramuzas anteriores.

En realidad, el temor pareciera ser que las imágenes puedan incriminar a Vera en asuntos más graves con menores para lo cual establecen ahora 28 años de prisión o que incluyan aparte del 50% del que habló el presidente del Senado.

Chaqueñito puede ser no solo apartado de la manada y del Congreso, sino incluso acabar en prisión como Mbururú a quien había sustituido luego de que el electo ¡no pudiera sesionar por estar preso!

Más o menos como la confusión de Erico Galeano que ha perdido sus fueros, imputado por delitos de narcotráfico, está con prisión domiciliaria, pero puede escribir leyes y controlar a otros poderes del Estado.

Esta clara degradación de nuestra democracia está consumiendo todo el cuerpo social que ha perdido la brújula en torno a lo correcto y lo incorrecto, y en donde claramente no parece fácil distinguir los valores de los antivalores.

Un país sin referencias ni referentes no puede avanzar y si lo hace no puede sostener su marcha al carecer de norte.

El escándalo de Chaqueñito surgió al mismo tiempo que el uso de una camioneta de un narco decomisada por Senabico que era usada por el secretario del presidente del Congreso y segundo en la línea de sucesión presidencial.

Cuando lo que está mal no tiene sanción ética ni moral o incluso el que hace ondear su bandera de pirata es elegido por un electorado que padece sus consecuencias es absolutamente improbable que caminemos como sociedad a espacios de desarrollo y de prosperidad.

En cualquier momento, todo lo construido puede caerse y arrastrar a muchos de los ingenuos que creen que estas cosas no tienen ningún costo en este país donde el cambalache se ha convertido en canción referencial.

Recuperar los valores requiere observar los principios que alguna vez nos hicieron importante en la convivencia cotidiana.

Mientras escojamos a los que se mofan de la realidad como antirreferentes, los antivalores seguirán campeando entre nosotros para degradación colectiva.

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