La vida de Idalina Franco puede dividirse en tres capítulos en el último medio año: antes, durante y después de haber perdido la pierna.
En febrero, estando en su trabajo, Idalina tuvo mal pie al alzar una mesa pesada. Eso le produjo una rotura fibrilar. Una semana después, el cuerpo le dijo que la lesión era más seria de lo que parecía. El diagnóstico señalaba que además de la rotura, de 15 milímetros, existía un coágulo de sangre. Desde acá, empieza la segunda etapa de estos seis meses.
“Con ese diagnóstico, en el Hospital de Trauma me enyesaron la pierna. Según me explicaron después otros doctores, al hacer eso presionaron el lugar donde estaba el coágulo”, relata la paciente. A raíz de esta situación, la pierna empezó a engangrenarse.
Con voz entrecortada y lágrimas, Idalina cuenta cómo se fue complicando la situación al punto de haber desarrollado una septicemia. Sin que ella se enterara, su familia tuvo que optar entre su vida o la amputación de una pierna. “Tenían 10 minutos para decidir qué hacer”, reveló.
En esta etapa, además de la amputación, Ida tuvo que ser inducida en un coma profundo. Los médicos le daban apenas 20% de posibilidades de sobrevivir.
La tercera etapa de esta historia se inició cuando contactó con una compañera de trabajo que se había operado con la misión de IMAHelps, misión de médicos de Estados Unidos que hace tres años vienen al país y durante una semana atienden a pacientes en diversas especialidades.
Al enterarse de que la misión estaría en el país, Idalina tomó contacto, vía inbox, con Inés Allen, presidenta y fundadora de IMAHelps. “Le escribí contándole mi historia. Me puse muy contenta cuando me respondió. Acá estoy, con toda la ilusión de tener otra vez una pierna”, dice de nuevo entre lágrimas la paciente de 40 años, quien es madre de una joven de 18 años.
ENRIQUE. En la sala de espera del área de Traumatología del hospital, otras personas esperaban su turno para acceder a una prótesis. Más de uno, había quedado así a causa de un accidente en moto.
Uno ellos es Enrique Caballero, quien perdió parte la pierna cuando volvía a su hogar, luego del día de trabajo con maquinaria pesada.
Jugador de rugby, estudiante, futuro bombero voluntario, Enrique no perdió las esperanzas y a pesar del percance, sacó fuerzas para continuar adelante.
“Estando acá les aliento a otros que están esperando para no decaer. No debemos bajar los brazos, eso es muy importante”, dice Enrique, dando fuerzas a los otros que están en la sala de espera.
Además de prótesis para la pierna, también habrá pacientes que recibirán para las manos. Además, los médicos abarcan servicios en el área de pediatría, ginecología, cirugía general, traumatología y manejo del dolor. Algunos fueron beneficiados con entrega de anteojos.
“A diferencia de la visita de los dos años, en esta ocasión hubo muchos diagnósticos de personas con hipertensión y diabetes”, comentó Jeffrey Crider, jefe de Relaciones Públicas de IMAHelps.
Hasta la sala de espera llegaba el sonido de un taladro y unos martillazos. Alguien trabajaba en una habitación cercana. “Ahí están preparando las prótesis. Ellos mismos (los norteamericanos), las hacen”, describió uno de los pacientes, al hablar sobre el sonido que les despertaba esperanzas de volver a empezar su vida, como antes, como siempre.