El decreto fue firmado este miércoles por el papa Francisco, tras una reunión que mantuvo con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causas de los Santos. El Sumo Pontífice autorizó varios decretos, entre ellos el reconocimiento del milagro de Chiquitunga.
La información fue difundida por el Departamento de Comunicaciones del Estado del Vaticano. Este es el último paso que permitirá que la religiosa paraguaya sea beatificada. Tras la beatificación, Chiquitunga queda a un paso de ser considerada una santa.
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La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) convocó a una conferencia de prensa para el mediodía de este miércoles, para brindar mayores detalles sobre la resolución.
Además de la beatificación de Chiquitunga, el Papa autorizó la promulgación de nuevos decretos que darán a la Iglesia cinco nuevos santos, un beato y seis nuevos venerables.
Entre los nuevos santos destacan el papa Pablo VI y Mons. Óscar Romero, arzobispo de San Salvador.
Reliquias
El arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, a su vez, anunció que el próximo jueves vendrá al país el padre Rómulo Gambalunga, fray carmelita que postuló la causa de beatificación de la venerable. Indicó que su misión será la de “canonical recognition”, lo que significa, el reconocimiento canónico de todos los objetos que han pertenecido a María Felicia.
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La fecha designada para la celebración es el próximo 23 de junio, el evento religioso multitudinario será en el estadio Pablo Rojas del Club Cerro Porteño, más conocido como La Nueva Olla.
¿Quién fue Chiquitunga?
María Felicia Guggiari Echeverría, conocida como Chiquitunga, nació en Villarrica el 12 de enero de 1925.
A los 14 años se unió a la Acción Católica y trabajó en la catequesis con niños, jóvenes trabajadores, universitarios con problemas, con los pobres, enfermos y ancianos. Sus trabajos fueron realizados en Villarrica y Asunción, según la web católica Aci Prensa.
El 14 de agosto de 1955, a la edad de 30 años, respondió al llamado que Dios le hizo para ingresar a la vida contemplativa en el Carmelo de Asunción.
El sitio Corazones.org recoge el testimonio de las madres carmelitas descalzas de Asunción, que recuerdan que “en los cuatro años que la querida hermana vivió entre nosotras, se caracterizó por su gran espíritu de sacrificio, caridad y generosidad, todo envuelto en gran mansedumbre y comunicativa alegría”.
Murió a los 34 años, el 28 de marzo de 1959, tras internarse en un hospital durante poco más de un mes debido a una hepatitis que contrajo. Aseguran que sus últimas palabras fueron: “Papito querido, ¡qué feliz soy! ¡Qué grande es la Religión Católica! ¡Qué dicha el encuentro con mi Jesús! ¡Soy muy feliz!” y “Jesús te amo. ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”