La paulatina pero progresiva instalación de damnificados en plazas, paseos centrales, veredas y otros espacios públicos en diferentes puntos de Asunción, a medida que aumenta la altura del río y el desborde de los arroyos, motiva el rechazo de los vecinos de las zonas afectadas.
Entre las quejas más comunes de los contribuyentes capitalinos se tiene que los evacuados estiran de manera clandestina la energía eléctrica, lo que genera baja tensión y hasta pestañeos en el servicio de la ANDE, a lo que se suma que el uso del agua potable les resta presión en sus domicilios.
Clara Benítez, frentista de la avenida 21 Proyectada, indicó que mucha gente se muda por sus propios medios y utiliza de mala manera los servicios de energía y sanitarios, lo que deriva en que efluentes cloacales se escurran por las calles, generando malos olores, y el agua que se pierda rompa el pavimento y lo llene de baches.
Otros mencionaron que la delincuencia, como los hurtos domiciliarios y los robos en la vía pública, recrudecen con la presencia de las familias damnificadas.
PANORAMA. Algunos tramos de 21 Proyectada y Estados Unidos, desde esta avenida hasta 29 Proyectada empezaron a ser parcelados por los ribereños, quienes ya empezaron a construir las precarias casas de madera terciada, chapa y puntales para aguantar todo el tiempo que dure la crecida.
También en las aceras del barrio Santa Ana, en el Bañado Sur, y en sectores del barrio San Juan, en la Costanera Norte, muchas familias se van ubicando para huir de la inundación de sus viviendas en las costas asuncenas.