Hasta el momento suman casi 7.000 firmas a la campaña para convertir el bosque del barrio San Vicente, de Asunción, en un parque urbano, evitando la tala de árboles y la construcción de un supermercado mayorista.
El pedido de apoyo está disponible en la plataforma Somos Puentes bajo la consigna “Salvemos el bosque de San Vicente”. El objetivo es hacer llegar el sentir ciudadano a los titulares de Diputados, Raúl Latorre, y del Senado, Basilio Bachi Núñez, así como al presidente Santiago Peña.
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DEFENDAMOS EL BOSQUE DE SAN VICENTE
— Defensa Ecológica San Vicente (@SanViVerde) August 24, 2024
Ponele tu firma para que este bosque se convierta en un PARQUE URBANO para Asunción.
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¡Hacé correr y sumate a esta causa ciudadana por un Parque Urbano del lado Sur de Asunción! pic.twitter.com/vYv7774m8Z
El bosque se encuentra sobre la avenida Félix Bogado y 12ª Proyectada, a unos 20 metros del arroyo Ferreira, considerado el segundo más caudaloso de Asunción y caracterizado por la fragilidad de sus bordes.
La preocupación llegó al Congreso Nacional a través de un proyecto de ley que expropia el inmueble para convertirlo en un espacio público, presentado por la diputada Johanna Ortega (País Solidario) y su colega José Ramón Rodríguez (ANR).
La propuesta fue aprobada en la Cámara Baja en abril, pero a mediados de julio el Senado la rechazó. En la segunda vuelta, la Cámara de Diputados puede ratificar su postura o archivar el proyecto, pero para que sea sancionado se requiere del visto bueno de la Cámara revisora, es decir, del Senado.
El terreno es propiedad de la Caja de Jubilados de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), que en principio había cedido el inmueble a un supermercado mayorista. En ese sentido, los vecinos alertaron de la amenaza de tala de más de 100 árboles, que forman parte del pulmón verde de la zona.
Este proyecto finalmente quedó suspendido tras la intervención ciudadana. Los pobladores argumentaron que el estudio de impacto ambiental tiene falencias porque no considera la proximidad del arroyo Ferreira; el impacto vial y la polución, la generación de focos de calor, la destrucción de un paisaje con significativo valor ecológico y social, así como la ausencia de espacios públicos verdes en un barrio donde viven unas 15.000 personas.