“Mañana celebraremos la Epifanía. Los Magos de Oriente hacen un largo viaje buscando al Niño. Al encontrarle en Belén «le adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes».
Los Magos entregan a María y José unos regalos que están cargados de significado. La tradición ha interpretado que el oro simboliza la realeza del recién nacido, el incienso su divinidad y la mirra su muerte redentora: Rey, Dios y Salvador. Este Niño, encarnación del Creador, viene a morir por nosotros.
Movidos por la fuerza del amor de Jesús, los primeros discípulos salen inmediatamente a contar a sus amigos y familiares el encuentro que han tenido. Así vemos a Andrés que, después de pasar un día en el Jordán en su compañía, llevó a su hermano Simón hasta donde estaba Cristo. El Evangelio de hoy, por su parte, nos narra el encuentro de Felipe con Jesús y su reacción inmediata al tropezarse con su amigo Natanael. Felipe «le dice: Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Ante la indiferencia de Natanael, que considera Nazaret un pueblo insignificante, que no estaba ni siquiera citado en la Escritura, «Felipe le contestó: Ven y verás».
Llevar a las personas hacia su encuentro personal con Jesús es quizá la manifestación más grande de amor. Felipe no se puede contener después de haber escuchado de labios del Maestro la llamada: «Sígueme». El fuego de su corazón le pide que hable, que anime, que comparta esa alegría que le llena. Necesita contarle a Natanael que –sin saber muy bien cómo, ni por qué motivo– le ha tocado inesperadamente el mayor de los regalos.

Los discípulos desde aquel día se transformaron en “testimonios” tan apresados por el amor hacia su Maestro y por la belleza seductora de su mensaje que se hallaron dispuestos a afrontar incluso la muerte, con tal de no traicionar el compromiso con Él.
Desde su cátedra de Belén, Dios Niño nos abre los ojos con una lección de entrega completa a los demás, haciéndose así de pequeño para atraer a todos. María es testigo de ese amor divino; lo tiene, de hecho, en sus manos.
(Frases extractadas de https://opusdei.org/es/document/meditaciones-5-enero/).