En la misa que se celebró -que tuvo un marcado carácter político, además de un gran fervor religioso- intervinieron varios de los llamados ‘curas villeros’, un grupo de sacerdotes próximos a las ideas de Francisco y que ejercen el sacerdocio en algunos de los barrios más humildes del país suramericano.
Además, también estuvieron presentes autoridades políticas como la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz.
Ofició el acto uno de los más destacados, el presidente de la Federación Familia Grande Hogar de Cristo, José María Di Paola, conocido popularmente como el ‘padre Pepe’, que ha centrado su labor en las campañas contra el consumo de drogas en los barrios populares del conurbano.
El sacerdote fue claro con respecto al candidato libertario a la presidencia argentina, Javier Milei.
“Votar a esa candidatura es no votar a un candidato que tenga valores cristianos, ni siquiera humanos. Un candidato que habla de venta de órganos, para el que no sería un problema tener armas. Un candidato que no tenga en cuenta realmente la salud pública, cuando todos los barrios populares tienen un centro de salud”, reflexionó ante la prensa.
“Hay un voto que no es cristiano porque no tiene en cuenta a los pobres”, dijo el ‘padre Pepe’, que llamó a no optar por votar al líder de La Libertad Avanza (ultraderecha), cuya propuesta calificó de “inhumana y mentirosa”.
En las últimas semanas, Milei moderó su discurso acerca del pontífice argentino, a quien en el pasado tildó de ser comunista, a quien relacionó directamente con “el demonio” y a quien acusó de “afinidad” con los líderes de Cuba o Venezuela.
"Él habla de que Francisco es un imbécil que cree en ‘la mierda’ de la justicia social, dice que es el demonio y que es comunista (…) Hoy día cualquier católico tendría que decir: ‘no puedo votar a un hombre que dice eso’”, aseveró el sacerdote, que recalcó la importancia del papa Francisco, no solo como líder de la Iglesia, sino como persona que “enseña valores que están por encima de cualquier religión”.
Pese a las condiciones meteorológicas, al acto acudieron cientos de personas, muchos de ellos jóvenes exadictos a las drogas que pronunciaron varias veces el lema "¡Vení, Francisco, tu pueblo te espera!”.
En el público había banderas argentinas, pancartas con el rostro del santo padre y referencias a otro ícono argentino -reverenciado con fervor cuasi religioso-: la leyenda del fútbol Diego Armando Maradona, fallecido en 2020.
‘El Pelusa’, que reconoció sus problemas de adicción a las drogas en varias ocasiones, fue citado por los oficiantes del acto religioso, que recordaron algunas de sus famosas frases sobre el tema y aseguraron que “su luz también los estaba alumbrando desde el cielo”.
A lo largo de la misa hubo cánticos, se lanzaron vivas a Francisco y se celebraron actos simbólicos, como un momento en el que el ‘padre Pepe’, ataviado con una casulla albiceleste, recreó el episodio evangélico del lavado de pies junto a seis jóvenes provenientes de los barrios.
También hubo recuerdos y sonoros aplausos para la democracia argentina, que celebra este año su cuadragésimo aniversario, y para las 30.000 víctimas de la última dictadura militar argentina (1976-1983).
Otro cura, el padre Pablo Viola, de Córdoba, reivindicó la “verdadera libertad”, por encima del “egoísmo que nos quieren vender” y llamó al pueblo a hacer lo propio en la cotidianidad.
En este sentido, Viola se refirió al papa Francisco como “uno de los nuestros” y pidió con insistencia a la máxima autoridad eclesiástica su visita a Argentina.
Los rumores sobre una posible visita del pontífice de 86 años a su país natal no han hecho más que crecer en los últimos meses y se ha mezclado, como casi todo lo que sucede en el país, con la política por la postura del oficialista Sergio Massa y el libertario Milei sobre su figura.
Nacido en Buenos Aires con el nombre secular de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco es uno de los personajes más populares de Argentina, un país donde más del 90 % de la población profesa la fe católica, y su vuelta es un deseo todavía no cumplido de millones de sus compatriotas.
Con una salud cada vez más deteriorada -según ha reconocido él mismo-, los viajes del pontífice más allá de la Ciudad del Vaticano son cada vez más inusuales.
Fuente: EFE.