El estudio realizado por un equipo de psicólogos de la Universidad de Lancaster y publicado en la revista Anthrozoös, reveló que las fotografías de animales bebés ayudan a quitar las ganas de comer carne. Resulta, además, que este efecto es mucho más fuerte para las mujeres que para los hombres.
El doctor Jared Piazza, uno de los autores de la investigación, explicó que esto podría deberse a que las mujeres todavía asumen el papel de cuidadoras. “Nuestros hallazgos pueden reflejar la mayor sintonía emocional de las mujeres hacia los bebés y, por extensión, su tendencia a sentir empatía con ellos”.
“Además, la carne se asocia con la masculinidad y las imágenes de los hombres duros que consumen carne para conseguir proteína para la construcción muscular, junto con las ideas prehistóricas del hombre como cazador. Las mujeres tienen una actitud mucho más ambivalente hacia la carne“, manifestó.

Los encargados del estudio realizaron las pruebas tanto con hombres como con mujeres mostrando imágenes de terneros, canguros pequeños, lechones y corderos de manera a saber si esto afectaba su deseo de carne, informó el medio Clarin
”Descubrimos que tanto los unos como las otras encuentran que los animales de granja son lindos y vulnerables, y experimentan sentimientos de ternura y calidez hacia ellos”, señalaron.
Estos sentimientos afectaron de manera diferente en cada sexo, en los hombres se observó una reducción mucho menor en su apetito por la carne. En tanto, fue más contundente en las mujeres.
”Sentir ternura hacia un bebé animal parece ser una fuerza que frena el apetito por la carne, especialmente en las mujeres”, informaron.
Primero presentaron a los participantes una imagen de un plato de carne cocinada emparejado con una fotografía de un animal familiar (ternero o vaca) o animal exótico (canguro adulto o bebé). A los voluntarios se les dijo que la carne provenía del animal representado.
Además, se realizó otro estudio de seguimiento a las personas, el cual consistía en que calificaran su apetito por la carne cuando se les presentaba una imagen de un ternero, vaca o ningún animal.
El plato de carne se volvió menos apetitoso después de que la gente mirara las fotos del ternero, mientras que había poca diferencia en cuanto a si habían mirado previamente las imágenes de la vaca o ningún animal en absoluto.