¿Tenemos un presidente? La pregunta es válida, dado que desde hace poco más de un año este país da la impresión de que se mueve con piloto automático.
Entre tantas ausencias que nos va dejando el maldito virus, una que sentimos los paraguayos es la del Estado, por eso estamos así, como huérfanos abandonados bajo la lluvia en el día más frío del año.
Nadie sabe lo que sucede dentro de la cabeza de Mario Abdo Benítez; lo que yo sospecho es que, esté donde esté escondido, él debería estar sintiendo mucha vergüenza.
Porque ya se van a cumplir tres meses desde que un joven de nombre Nacho Masulli anunciaba en Twitter un 19 de marzo: “Estamos cocinando platos de guiso y preparando sandwichitos de fiambre todos los días para llevar a los familiares de los internados por Covid en Ineram y Clínicas. Dar una mano a los que más necesitan no tiene precio”.
Desde aquel día, Nacho y su mamá Mónica inundaron las redes sociales con pedidos, con fotos y con videos de una acción ciudadana sin precedentes. Así también lograron que se multiplicaran las porciones de almuerzo y cena para las familias de los pacientes internados por Covid en los hospitales; y consiguieron que estas acciones se replicaran por todo el país.
Pero no fue solo llevar comida a esas personas angustiadas. También se preocuparon de pedir a la ANDE que iluminara aquellos lugares tan incómodos para la espera, y cuando comenzó a llover consiguieron carpas y después pusieron pisos de pallets. Organizaron asistencia sicológica y hasta llevaron a un oso (de gua’u) para que repartiera abrazos a los familiares de los enfermos. En el Día de las Enfermeras y de los Enfermeros los sorprendieron con regalitos, y en el Día de la Madre hicieron caravana y serenata hasta los albergues de los hospitales.
Hasta donde sabemos, ninguno de los Masulli está en campaña para conseguir un zoquete en algún municipio. Lo hacen de pura buena gente que son, y con eso motivaron a otras personas y organizaciones generosas a llevar adelante estas acciones solidarias. Ellos ya hicieron más que este Gobierno, que nos tiene abandonados.
Mientras que la gente común pone la espalda para afrontar el desgraciado momento que vivimos por la pandemia, mientras los medicamentos y los tratamientos se financian con rifas y polladas, mientras grupos de gente solidaria hace posible que cientos de familias de los enfermos por Covid que aguardan fuera de los hospitales tengan un comida caliente, un techo y no pasen frío, mientras todo esto sucede, el presidente no es capaz de hacer lo único que tiene que hacer.
Mario Abdo Benítez, probablemente uno de los peores presidentes desde que se derrocó al dictador Alfredo Stroessner, es incapaz de comprar vacunas para cuidar a la población del país. La única labor que debería ocupar 100% su tiempo es conseguirnos vacunas, pero es tan malo o tan inútil o tan insensible que no lo hace.
Los paraguayos pagamos nuestros impuestos y con ese dinero sostenemos un Estado que no nos da salud, ni siquiera nos da vacunas contra la influenza para toda la población, porque Marito el inútil sigue impávido ante nuestro sufrimiento.
La gente muere sin llegar a terapia porque el escuálido sistema de salud está saturado; el Estado no provee los medicamentos y él no hace nada.
La gente viaja apachurrada en el transporte público manejado por una mafia de empresarios; y víctimas de las reguladas los usuarios viajan peor que vacas en un transganado, y él no hace nada.
Mientras los ciudadanos hacen lo que pueden para superar el desgraciado momento que vivimos, él no hace nada.
Vergüenza es lo que debería estar sintiendo Marito, al ver que un muchacho y su mamá desde las redes sociales están haciendo mucho más que él, para dar un poco de esperanza a la gente.