Aún hoy, 68 años después, muchos expertos en moda mantienen en la retina la belleza y voluptuosidad de Marylin Monroe, enfundada en un vestido de tul negro, con escote palabra de honor, una princesa rubia que tan solo retuvo unos segundos en sus manos un Óscar para entregarlo al ganador del mejor sonido.
Vestida con un modelo blanco de Givenchy, su diseñador fetiche, la elegancia de una joven Audrey Hepburn se elevó a la enésima, corría el año 1954 y ella recibía el preciado galardón dorado a mejor actriz por su trabajo en Roman Holiday.
“Solo en sus prendas me siento yo misma. Es mucho más que un coutourier, es un creador de personalidad”, dijo en una ocasión Audrey Hepburn, que junto al costurero francés crearon un bonito y eterno idilio entre cine y moda.
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Un año después, Grace Kelly no se quedaba atrás y brillaba con un vestido verde agua de tirantes firmado por Edith Head, mucho más con el Óscar en sus manos.
Con un modelo poco decoroso que escandalizó a la sociedad americana más puritana, Barbara Streisand, pionera en lucir transparencias y más piel de lo políticamente correcto para la época”, subió a recoger su estatuilla por Funny Girl.
Aunque el gurú de la moda Karl Lagerfeld decía: “Piensa en rosa, pero no lo vistas”, Gwyneth Paltrow decidió rebatirle con un modelo de líneas sencillas de Ralph Lauren rosa edulcorado, un delicado vestido de tirantes con el que presumió de su Óscar. Esta rubia de cara angelical volvió a brillar en esta gala con un vestido capa firmado por Tom Ford en 2012.
Otro modelo imposible de olvidar es el vestido “vintage” negro con tiras blancas, creado por Valentino, elegido a última hora en por Julia Roberts, un modelazo que lució con poderío cuando sonrió con su galardón dorado por Erin Brockovich.
Fue todo un éxito el vestido azul petróleo de Guy Laroche con el que la actriz Hilary Swank recogió su segundo Óscar, en ese caso, por Million Dollar Baby, un modelo mágico, ultrafemenino que indicaba la belleza de la espalda, a partir de ese momento, el nuevo escote.
Nicolen Kidman siempre acierta en los Óscar. Uno de los trajes más bonitos que ha vestido para las galas fue el Dior firmado por Galliano, un vestido de satén verde pistacho, con aberturas laterales y espalda descubierta, matizada con un redecilla en la que se prendía pedrería, flores y flecos. Sin embargo, deslumbró con un Balenciaga rojo con lazada al cuello en la gala de 2007.
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Ese mismo año, Penélope Cruz conquistó la alfombra roja con un Atelier Versace palabra de honor, cuerpo drapeado y una impresionante falda de plumas en rosa empolvado, un diseño potente y elegante que permitió a la española convertirse en una de las más elegantes.
Una de las actrices que más interés despierta y que casi nunca defrauda es Angelina Jolie. En 2012 conquistó al público con un modelo Atelier Versace de terciopelo negro, escote palabra de honor, un vestido muy sexi, que dejó a muchos con la boca abierta cuando la actriz posó mostrando su pierna derecha, una imagen histórica, al igual que la que escribió la modelo Cindy Crawford en la gala de 1991 con un espectacular vestido rojo también de Versace.
Radiante y luminosa apareció Lupita Nyong’o vestida de Calvin Klein en 2015, con un modelazo con 6.000 perlas de Calvin Klein valorado en más de 130.000 euros y que, horas después, fue robado de la habitación de su hotel.
Charlize Theron se llevó el premio a la mejor vestida con un diseño minimalista rojo, de escote más que generoso que rozaba el ombligo, muy sexi, firmado por Dior en 2016. Al año siguiente, Emma Stone se coló en el Olimpo de la alfombra roja con un Givenchy dorado.
El próximo domingo, las estrellas del cine volverán a mostrarán sus mejores armas estilísticas, ¿quién será la ganadora?.