Mujer, ¿ninguno te ha condenado? –Ninguno, Señor. –Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más (1). Habían llevado a Jesús una mujer sorprendida en adulterio. La pusieron en medio, dice el Evangelio (2). La han humillado y abochornado hasta el extremo, sin la menor consideración. Recuerdan al Señor que la Ley imponía para este pecado el severo castigo de la lapidación: ¿Tú qué dices?, le preguntan con mala fe, para tener de qué acusarle. Pero Jesús los sorprende a todos. No dice nada: inclinándose, escribía con el dedo en tierra.
(…) Pocas palabras han producido más alegría en el mundo que éstas de la absolución: “Yo te absuelvo de tus pecados...”. San Agustín afirma que el prodigio que obran supera a la misma creación del mundo (6). ¿Con qué alegría las recibimos nosotros cuando nos acercamos al sacramento del perdón? ¿Con qué agradecimiento? ¿Cuántas veces hemos dado gracias a Dios por tener tan a mano este sacramento? En nuestra oración de hoy podemos mostrar nuestra gratitud al Señor por este don tan grande.
(…) Después de cada Confesión debemos dar gracias a Dios por la misericordia que ha tenido con nosotros y detenernos, aunque sea brevemente, para concretar cómo poner en práctica los consejos o indicaciones recibidas o cómo hacer más eficaz nuestro propósito de enmienda y de mejora. También una manifestación de esa gratitud es procurar que nuestros amigos acudan a esa fuente de gracias, acercarlos a Cristo, como hizo la samaritana: Transformada por la gracia, corrió a anunciarlo a sus paisanos para que también ellos se beneficiaran de la singular oportunidad que suponía el paso de Jesús por su ciudad (8).

(…) “Cor Mariae perdolentis, miserere nobis!” –invoca al corazón de Santa María, con ánimo y decisión de unirte a su dolor, en reparación por tus pecados y por los de los hombres de todos los tiempos. “Y pídele –para cada alma– que ese dolor suyo aumente en nosotros la aversión al pecado, y que sepamos amar, como expiación, las contrariedades físicas o morales de cada jornada” (13). (Frases extractadas de http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0147.htm).