Luego de propuestas similares como Francesco, Las Moradas de Teresa, Roque Marangatu y Ejercicios espirituales, disfrutamos de un Kurusu Rape , que logra emocionar profundamente, con coreografía y dirección de Miguel Bonnin.
La fusión de la música en vivo con la danza, así como el apoyo visual y técnico, como diseño de luces, vestuario, elementos, generan un disfrute mayor, de lo que es la recreación del Kurusu Rape , en pasos de danza, mostrando la experiencia que fusiona el arte con la religiosidad popular, a través de las representaciones del Vía Crucis, con texto en guaraní, interpretado por Clotilde Cabral y del sacerdote jesuita Alberto Luna (con traducción al español en pantalla grande).
Fue emocionante hasta las lágrimas observar y sentir el montaje a partir del también emotivo y maravilloso libro sobre el vía crucis en guaraní y verso, publicado por el sacerdote Luna.
El proyecto e idea original del religioso llevó casi dos años de preparación había comentado a los medios Miguel Bonnin, quien una vez más tomó el desafío de crear un ballet que relata una historia mística. “Por fin este año pudimos materializarlo”, y vaya regalo para el público, poder apreciar el magnífico trabajo artístico, a días de la Semana Santa.
La música, formidablemente interpretada por el ensamble Sonidos Paraqvaria, creación del maestro Luis Szarán, compaginada por él mismo, brindó realce y excelencia al montaje, y también sumó la batuta de Ian Szarán.
Son muchos los elementos que suman para que esta propuesta sea tan impecable, pero es, sin duda, la música, uno de los más sólidos.
Algunas de las creaciones, son de los más antiguos estacioneros que había en Paraguay, tomados del disco Recopilaciones, de José Antonio Gómez-Perasso, son interpretados por él mismo y por Myriam Sienrra, otro de los elementos que dieron realce al espectáculo.
Bonnin destacó a ÚH, que las músicas son “excepcionales. Todo lo que se usa es de los orígenes mismos, de cómo los jesuitas hicieron que el guaraní llegue hasta nuestro tiempo. También músicas del Barroco guaraní que fueron recopiladas por Ian Szarán”.
Y son estas particularidades las que brindan mayor brillo a la creación de Bonnin, a la interpretación precisa y cálida de los bailarines, y es por eso que el público se emociona y aplaude con ganas luego de cada escena.
Una vez más las tradiciones, la religiosidad se trataron con respeto y solemnidad por el Ballet Clásico y Moderno Municipal, con Bonnin al frente, y sumando el talento y sentir de los demás artistas a la propuesta.
Admirable la obra de principio a fin, al turno del canto de los estacioneros y el purahéi ñembo’é se da el punto más álgido, dejando al público un recuerdo imborrable. Se volverá a ver el martes 15 de abril, a las 19:00 en el Gran Teatro José A. Flores del Banco Central.