Wilson Ferreira
HERNANDARIAS
El evento es coordinado por Javier Brítez, quien lidera un equipo de personas dedicadas a la logística y organización de esta gran expresión de religiosidad popular. “El Vía Crucis Mayor es fruto del trabajo unido de muchísima gente. Una sola persona no podría hacer posible un evento tan grandioso de fe”, señaló, destacando el esfuerzo colectivo que implica la representación.
“Estamos muy agradecidos por el apoyo logístico que implica la presencia de la Municipalidad y de la Gobernación en la organización de este evento. Queremos hacer este acto de fe con belleza y orden, lo que también tiene una implicancia cultural que llega a todo el país”, agregó.
El recorrido se extenderá por tres kilómetros, iniciando en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en el Área 6, hasta la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, en el centro de la ciudad. Durante el trayecto, se dramatizarán los momentos de la Pasión y Muerte de Jesucristo, con la participación de aproximadamente 120 estacioneros y diversos grupos religiosos.
Sendero. Se encenderán 6.800 botellas con velas para iluminar el sendero, creando una atmósfera de profunda contemplación y recogimiento.
A lo largo de los años, el evento ha evolucionado no solo en su organización, sino también en su impacto en la comunidad. “Cada año aprendemos algo nuevo, evaluamos lo que podemos mejorar y corregimos detalles. Es una eterna novedad, como los misterios divinos”, expresó.
Este crecimiento también ha generado un impacto en el turismo religioso. Se espera que la asistencia supere los 5.000 fieles del año pasado, con visitantes provenientes de distintos puntos del país e incluso del extranjero.
Hoteles y posadas ya se preparan para recibir a los peregrinos, mientras que la Municipalidad y la Gobernación han brindado un respaldo logístico fundamental para garantizar el éxito del evento. Esta actividad también es un motor turístico.
Camino de la cruz. Para el padre Nelson Arzamendia, de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, esta actividad es una oportunidad para fortalecer la fe y la espiritualidad de los fieles. “Vivir este camino de la cruz nos da un consuelo de parte de Dios y nos recuerda que, tras el sufrimiento, llega la gloria”, reflexionó.
Enfatizó la importancia de la oración, el ayuno y la compasión como elementos esenciales en la vivencia de la Semana Santa. “Es un momento para recordar que Cristo sufrió por nosotros y que su sacrificio nos da esperanza y fortaleza”, añadió.
Cada año, los fieles se entregan completamente a esta representación. Lo que demuestra que no es solo una dramatización, sino un verdadero acto de fe que toca el alma.
El Vía Crucis Mayor no solo nos recuerda el sacrificio de Cristo, sino que también une como comunidad de fe. Es un testimonio vivo de la devoción del pueblo. Es así que el Viernes Santo, Hernandarias se vestirá de solemnidad, devoción y recogimiento con la décima edición del Vía Crucis Mayor, un evento que, más allá de su impacto cultural y turístico, sigue siendo, en esencia, un profundo acto de fe.