María es el nombre ficticio que se le dio a una de las tantas víctimas de José Gavilán, el violador serial de Coronel Oviedo cuyo paradero se desconoce.
Su caso es una muestra más del poco avance de un abordaje institucional ante casos de coacción sexual y violación a mujeres.
De acuerdo con su testimonio, aquella madrugada del pasado viernes, cuando un hombre robusto y de altura mediana ingresó a su casa para someterla sexualmente, ella se defendió con toda su fuerza y esperó por una ayuda que parecía nunca llegar.
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Al lograr escapar y refugiarse de su agresor en una de las habitaciones de su casa junto con su hija de dos años, agarró su celular y llamó 19 veces al Sistema de Emergencias 911 de la Policía Nacional; sin embargo, nunca la atendieron.
“19 veces yo llamé de mi celular. Después, camino al hospital, mi mamá llamaba otra vez y no nos atendieron”
“El call center del 911… Yo digo que vos le llamás y ellos derivan otra vez, ¿verdad? Y ellos no atendieron”, subrayó en entrevista con radio Monumental 1080 AM.
Tras ser violada en su integridad, privacidad y hogar, la mujer fue auxiliada por sus padres. “Les tomó mínimo dos minutos llegar a mi casa”, comentó.
Policía la asistió recién en el hospital
María llegó al hospital con rastros de sangre y fue ahí que se percató de que el agresor le rompió el labio cuando luchó cuerpo a cuerpo para zafarse de él.
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“Mis padres también estaban muy asustados y ellos directo me llevaron al hospital y ahí personal de la caseta policial del hospital se acercó y preguntó '¿qué pasó?’. Y mi mamá le contó y él ya le llamó a la comisaría del barrio Azucena de (Coronel) Oviedo”, rememoró.
Recién en ese momento acudieron a su auxilio los agentes de Criminalística, Investigaciones, el jefe de investigación e incluso el director de la zona de Caaguazú.
“Vivo con miedo de todo”
Además de los raspones, rasguños y moretones, María cuenta que la “secuela más triste que tengo es que yo no puedo dormir. Yo tengo miedo, miedo hasta inclusive que mi esposo me de contención con un abrazo”, expresó.
Vive con el miedo de exponerle a su hija y a su marido al salir a la calle, mientras su agresor continúa libre.
María solo tiene un deseo después de la pesadilla que vivió: Tener justicia y que ninguna otra mujer tenga que vivir a merced de “un violador, un enfermo, un monstruo”, según lo describió.
“Se le tiene que agarrar, tiene que pagar por todo el daño que se hizo. A mí lo único que le faltó para coaccionarme fue penetrarme. Lo único que le faltó, porque él violó mi integridad, violó mi privacidad, violó mi hogar”, sentenció.
"¿Por qué a mí?”, la pregunta que resuena en su interior
Al enterarse de que hay más mujeres víctimas de José Gavilán y al leer sus experiencias, para María fue como revivir cada detalle que lo que vivió ese viernes.
“Yo en todo momento me sentía: ¿Por qué a mí? ¿por qué si yo soy buena persona? Siempre les traté a todos por igual, ¿por qué a mí? Yo no logro entender, no quiero aceptar”, manifestó.
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A través de su marido, quien es oficial lince, consiguió turno en el Policlínico para seguir su tratamiento sicológico con un solo profesional, “porque sola no voy a superar esa experiencia, no voy a vivir tranquila, si es que no se le agarra”.
“Yo espero que se le agarre y espero que se haga justicia; yo vivo con miedo, no le deseo vivir con miedo a nadie”, reiteró.