La esperanza tiene su raíz en la expresión latina spes (pie) y según los expertos, su uso primigenio hacía referencia al pie para caminar; su antónimo es la desesperación, porque donde faltan los pies no hay posibilidad de andar.
La esperanza es uno de los pilares que sostienen a los miembros de la familia de Óscar Denis, ex vicepresidente de la República secuestrado por la banda criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) hace cuatro años. De ese sentimiento se sostienen para seguir luchando día a día.
“Hay momentos en que uno tiene mucha esperanza y después cuando cae esa esperanza duele muchísimo. Todavía esperamos cerrar la historia, tenemos la fe y la esperanza de cerrar la historia de papá”.
De Óscar Denis no se volvió a saber después de aquel fatídico 9 de setiembre de 2020, cuando el político fue emboscado por miembros de la banda criminal en su estancia Tranquerita ubicada en Yby Yau, Departamento de Concepción.
Silvana estaba en el quincho familiar leyendo un libro con su marido cuando recibió la terrible noticia del secuestro. Beatriz, su hermana, recibió la llamada de su madre, Myriam Bareiro, que se encontraba en la estancia en el momento del rapto. Horas después se unió a ellas Lorena, la menor de las tres hijas de Óscar, y las tres fueron al campo familiar a buscar noticias que cuatro años después siguen esperando.
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Para Beatriz Denis, la familia tiene que luchar contra el dolor y la impotencia que da la falta de resultados. “Para nosotros esto es un calvario; levantarse siempre con esa esperanza de que vamos a tener una noticia de papá y llega la noche y otra vez nada. Cuando vamos a preguntar a las autoridades sobre qué habría, qué información tendrían y la respuesta siempre es la misma, nada”, reflexiona con un semblante serio y con suspiros de por medio.
Días antes del cuarto aniversario del secuestro, miembros de la familia Denis se reunieron con el ministro del Interior, Enrique Riera, buscando alguna novedad sobre las investigaciones y otra vez la frustración se hizo presente. “Salimos frustradas de la reunión; esa impotencia de no saber ya qué hacer, pero de igual manera seguimos peleando, vamos a seguir peleando. Vamos a seguir golpeando y no vamos a parar hasta encontrar a papá, hasta llegar a saber lo que hicieron con él”, remarca Beatriz.
La deuda de justicia y el olvido
En la entrada a la ciudad de Tacuatí, una de las zonas de influencia del EPP, el viajante se encuentra con un desvencijado cartel, destruido por el viento, la lluvia y el olvido de las autoridades.
En él sobreviven tres fotografías desteñidas de Óscar Denis, Edelio Morínigo y Félix Uribieta, llevados por el grupo criminal y de los que no se volvió a saber. De lo que queda del cartel, se logra leer que el Gobierno ofrece una recompensa de G. 1.000 millones por alguna información de los tres.
Para los seres queridos de Óscar Denis, este cartel es el reflejo del trabajo que realizan las autoridades, resaltando que hay una deuda por parte del Ministerio del Interior, de la Fiscalía y agentes del orden que aún no pudieron esclarecer el hecho a pesar de los esfuerzos a los que hacen mención.
Luis Aníbal Denis es el menor de los cuatro hermanos de Óscar. En estos años evitó la exposición, cediendo el protagonismo a sus sobrinas, pero es uno de los que sigue luchando para cerrar este caso.
El hombre reconoce que lleva una espina clavada desde aquel 9 de setiembre, resaltando que hubo fallas en los primeros días de investigación. “Desde el mismo día del secuestro, bajo mi punto de vista, tenían que haber desaparecido, por ejemplo, todos los celulares de todos los empleados y de toda la gente que estaba ahí, que no se hizo en el momento, se dejó pasar un tiempo”, señala.
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El ex vicepresidente de la República se encontraba trabajando a la par de sus peones en uno de los retiros de su estancia, cuando recibió la llamada en su teléfono celular donde le alertaban sobre un accidente de moto que sufrió Félix Arnaldo Coronel, uno de los contratistas que trabajaba en el lugar.
Inmediatamente, Denis tomó la decisión de ir a socorrerlo; ordenó a Adelio Mendoza, uno de los peones, que lo acompañe. Subieron a la camioneta y cuando estaban camino al lugar, fueron emboscados por cuatro hombres armados.
Cortar la comunicación entre las células combativas del grupo criminal y las personas que hacen la logística hubiera sido determinante para tener otro desenlace, según su opinión.
“¿Cómo sabían que mi hermano estaba en ese lugar? porque ahí existen varios retiros, ¿cómo sabían que él iba a estar en ese retiro? Evidentemente hay comunicación. Hay información que salen de ahí y para mí eso lo que no estuvo bien hecho desde el principio”.
La esposa, los hermanos, las hijas, los yernos y los cinco nietos de Óscar Denis sobreviven todos los días a la impotencia, a la desesperación y el olvido, buscando mantener viva la memoria.
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Para mantenerse firme, la fe ocupa un lugar fundamental, de acuerdo a la opinión de las hijas. “Definitivamente las oraciones de todos y nuestra fe es la que sostiene. No se podría explicar de otra forma todo lo que estamos llevando sin la fe en Dios, en Jesús y en la Virgen María”, expresa Silvana.
Los miembros de la familia se reúnen en la casa de sus padres para elevar plegarias para dar con el paradero de Óscar. En la radio Regional de Concepción, propiedad de la familia, también se realizan menciones diarias y rezos.
Identificados, prófugos y abatidos
Actualmente, la investigación del secuestro está en manos del fiscal Pablo René Zárate, quien ordenó varias diligencias en busca del paradero del ex vicepresidente.
Las pesquisas determinaron que el secuestro fue realizado por Esteban Marín López y Luciano Argüello, que fueron abatidos en octubre de 2022, junto a Osvaldo Villalba, uno de los líderes de la banda criminal.
El grupo también estuvo compuesto por Rubén Darío López Fernández y Ernesto Daniel Villalba (hijo de Osvaldo); ambos están prófugos de la justicia.
Zárate encabezó allanamientos en la celda de Carmen Villalba, otra de las líderes del EPP, que está recluida en la cárcel del Buen Pastor. En las incursiones se incautaron computadoras y teléfonos celulares que fueron peritados, sin embargo, no se pudieron obtener pistas para dar con el paradero del político secuestrado.
Desde el día de su desaparición, el grupo criminal no brindó una prueba de vida ni mencionó su paradero a pesar de los ruegos de los familiares, que cumplieron con el pedido de la banda armada de entregar víveres por valor de USD 2 millones a comunidades indígenas de los departamentos de Concepción, Amambay y San Pedro.
El EPP también tiene en cautiverio al suboficial Edelio Morínigo, secuestrado el 5 de julio de 2014, y al ganadero Félix Urbieta, llevado por el Ejército Mariscal López –una célula que se desprendió del EPP–, el 12 de octubre de 2016.
El trabajo y la política
Amancio Óscar Denis Sánchez nació en la ciudad de Concepción, donde hizo sus primeros estudios y formó su familia; contaba con 74 años cuando fue raptado. En ese momento, estaba retirado de la política y se dedicaba a otra de sus pasiones, la ganadería.
En su derrotero político logró acceder a cargos como gobernador del Departamento de Concepción, diputado, senador en dos periodos, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico y vicepresidente de la República, cargo al que accedió en el 2012 tras la destitución de Fernando Lugo.
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El doctor José Modesto Araujo, uno de sus amigos más cercanos, que trabajó de cerca con él, lo recuerda como un hombre comprometido con los más carenciados.
“Muchos de los cambios en salud pública que se hicieron en Paraguay se dieron aquí en Concepción cuando él (Óscar Denis) fue gobernador. Se hizo un trabajo llamado modelo integrador para actuar sobre salud y desarrollo a nivel departamental, se avanzó muchísimo en ese aspecto y creo que eso cambió muchas cosas en Concepción”, afirma.
Araujo fue uno de los invitados al último cumpleaños que celebró Denis, el 10 de febrero de 2020.
Los amigos acostumbraban a tener largas charlas en las que alguna vez tocaron el peligro que representan las bandas armadas que actúan en el norte. “Siempre hablamos y le decía que necesitaba tener más seguridad, pero él era un señor que no quería tener seguridad”, recordó.
Sus amigos y familiares cada 9 de setiembre realizan marchas, comunicados y actividades religiosas para mantener libre la memoria y resaltar la deuda que tienen las autoridades para volver a llevar paz a esa zona del país.
“Hay un sentimiento de impotencia porque esta gente sigue tan impune y no lo pueden encontrar, que no puedan pagar por ese crimen que han hecho, es algo que no podemos entender. Por eso siempre decimos que nos deben justicia, pedimos justicia”.
En los días previos a un aniversario más del secuestro, los sentimientos de dolor se intensifican –reconoce Silvana– pero, a la vez, se renueva el compromiso de seguir luchando hasta poner fin al calvario iniciado un 9 de setiembre de 2020 y que, cuatro años después, sigue sin tener fin. “Todavía no perdemos la esperanza de cerrar la historia. Tenemos la fe, la esperanza de cerrar la historia de papá”, concluyó.
Edición de Video: Renata Carballo.