La alarmante bajante del río Tebicuary ha encendido las alertas en Villa Florida, Misiones, donde pescadores y vecinos denuncian que el bombeo masivo para riego de cultivos de arroz está dejando al cauce en una situación crítica. Según Víctor Mora, dirigente pesquero, el nivel del río desciende a un ritmo inusitado, atribuido tanto a la prolongada sequía como al aumento desmedido de bombas de captación instaladas a lo largo del Tebicuary.
En una década, el número de bocas de succión pasó de 42 a 65, muchas de ellas equipadas con maquinaria automatizada y de alta capacidad. “No queremos culpar solo a los arroceros, pero la situación ya es insostenible. Nosotros dependemos del río para pescar y atraer turistas, pero todo está siendo destruido”, lamentó Mora.
El impacto del descenso en el nivel del río va más allá de la pesca. La reducción del caudal afecta la navegabilidad, limita el turismo y pone en riesgo los ecosistemas locales. Además, los pescadores aseguran que enfrentan restricciones de acceso en zonas cercanas a las bombas, a pesar de que la ley establece que los 10 metros alrededor del cauce principal son de uso público.
Según denuncias, durante las fiscalizaciones algunos productores desmontan sus equipos para evitar sanciones, un comportamiento que los vecinos califican como una burla a las normativas ambientales. Ante esta situación, Mora pidió una regulación estricta y una fiscalización más efectiva: “Entendemos que la producción de arroz es importante, pero debe haber un equilibrio que respete a todos los que dependemos del río Tebicuary”.
El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) ya ha realizado inspecciones en la cuenca alta y media del Tebicuary. En un comunicado, la institución informó que está evaluando los puntos de extracción, reservorios y el cumplimiento de los planes de gestión ambiental, prometiendo sanciones a quienes infrinjan las normativas. Sin embargo, los afectados reclaman una respuesta más contundente y urgente.
El río Tebicuary es esencial para las comunidades de cinco departamentos: Caazapá, Itapúa, Guairá, Ñeembucú y Misiones. Su deterioro afecta a miles de personas, y los pescadores de Villa Florida temen que, si no se toman medidas inmediatas, las consecuencias sean irreversibles.
“Este río no solo nos da sustento, es nuestra vida. Pedimos que las autoridades actúen antes de que sea demasiado tarde”, concluyó Mora, mientras observa con preocupación el curso de agua que define la identidad y el futuro de su comunidad.