La celebración de los 100 años de natalicio de Chiquitunga, quien siempre se ha destacado por el servicio a favor de los más desprotegidos, se llevó a cabo con múltiples actividades como novenarios, visitas a la reliquia, actividades artísticas, encuentros, serenata, entre otros, siendo la más esperada la misa central.
El nuncio apostólico en Paraguay, Vincenzo Turturro, quien presidió la santa misa el domingo, arrancó su homilía resaltando que hace 100 años nacía una nena en Villarrica, que pronto caminaría por las calles de la preciosa ciudad y marcaría historia del país.
Destacó que la beata desde su nacimiento fue presencia luminosa y amorosa de la misericordia de Dios y que en cada experiencia quiso buscar el amor para ofrecérselo a Dios, fortaleciendo su frase “Todo te ofrezco, Señor”.
“Ella es la patrona más guapa. Busquen siempre el amor verdadero, en las sonrisas y en las heridas, para ofrecérselo al Señor”, refirió.
Recordó que era muy querida en el país porque era alegre y muy sociable con todos, siendo sus más queridos amigos los abuelos, jóvenes y niños, y la definió como una mujer incansable y generosa.
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Dijo que Chiquitunga era y sigue siendo una auténtica mujer paraguaya, por reunir las riquezas más preciosas de este amado pueblo paraguayo, como la sencillez, la bondad, la honradez, la dignidad, el cuidado al prójimo, el respeto por la familia y el deseo de ayudar a los necesitados.
Estas palabras han emocionado a todos los feligreses que se encontraban participando de esta misa celebrada en la catedral de la capital guaireña.
El nuncio también se refirió al deseo de los paraguayos de que la beata pronto sea declarada como santa, pidiendo a la ciudadanía que siga orando y, por sobre todo, siga su ejemplo para construir la civilización del amor, que los jóvenes sean protagonistas de una sociedad en la que podamos establecer una sana convivencia, con profunda confraternidad.
El presidente de la República, Santiago Peña, y la primera dama Leticia Ocampos estuvieron presentes durante la misa central acompañados de varias autoridades locales como el gobernador del Guairá, César Luis Sosa; el intendente de Villarrica, Magín Benítez, entre otros jefes comunales y concejales.
María Felicia de Jesús Sacramentado nació en Villarrica el 12 de enero de 1925 y falleció a la edad de 34 años, el 28 de marzo de 1959, tras estar internada un poco más de un mes por una hepatitis que contrajo. Aseguran que sus últimas palabras fueron: “Papito querido, ¡qué feliz soy! ¡Qué grande es la religión católica! ¡Qué dicha el encuentro con mi Jesús! ¡Soy muy feliz!” y “Jesús te amo. ¡Qué dulce encuentro! ¡Virgen María!”.