EFE
La investigación, elaborada por un equipo de la universidad de Buffalo (Estados Unidos) y publicada este miércoles, analizó especímenes de “yetis”, entre ellos huesos, dientes, piel, pelo y muestras fecales recogidas en el altiplano del Tíbet y el Himalaya.
De esas muestras, según el estudio, una resultó provenir de un perro, pero las otras ocho procedían de osos negros asiáticos, osos marrones del Himalaya y de osos marrones tibetanos.
“Nuestros hallazgos sugieren de manera sólida cómo los apuntalamientos biológicos de la leyenda del ‘Yeti’ se pueden encontrar en los osos de la zona, y nuestro estudio demuestra que la genética debería poder desentrañar otros misterios similares”, señaló Charlotte Lindqvist, líder del informe.
La investigación llevada a cabo por el grupo de expertos de esta profesora asociada de ciencias biológicas de la facultad de Artes y Ciencias de Buffalo (Estados Unidos) y profesora visitante de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, no es la primera que se realiza sobre esta materia.
Sin embargo, Lindqvist sostiene que estudios de ADN previos para esclarecer el misterio del “Yeti” se centraron en análisis más simples, que han dejado muchas preguntas importantes sin resolver.
“Este estudio representa el análisis más riguroso hasta la fecha hecho de muestras que derivan de criaturas parecidas a los homínidos anómalas o mitológicas”, agrega la experta.
El Yeti o el “abominable hombre de las nieves”, una criatura misteriosa que se considera habita en las altas montañas asiáticas, forma parte de la mitología de Nepal y Tíbet y sus supuestos avistamientos se han registrado durante siglos, al tiempo que se han detectado numerosas huellas de pisadas.
Según ese equipo de investigadores, la ciencia puede constituir un instrumento valioso para explorar las raíces de los mitos que rodean a estas criaturas grandes y misteriosas.
El trabajo de Lindqvist defiende que “claramente, una gran parte de la leyenda del ‘Yeti’ tiene que ver con los osos”.
Su equipo analizó muestras como restos de piel de la mano de un supuesto ‘yeti’ y un fragmento de hueso de fémur de otro ejemplar encontrado en una cueva del altiplano tibetano que resultaron proceder, finalmente, de un oso negro asiático y de un oso marrón del Tíbet.
Además de seguir los rastros del origen de la leyenda del Yeti, los científicos descubrieron información sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos.
“Los osos de esta región son o bien vulnerables o se encuentran en peligro crítico desde una perspectiva de la conservación, pero no se conoce mucho sobre sus historia pasada”, indicó.