Antes que nada, hay que comprender que, una cosa es el uso de la fuerza en pos de la supervivencia y la evolución y otra muy distinta es la aplicación de la crueldad a sangre fría, de la furia, del odio y de la maldad por puro placer o de la violencia por la violencia misma.
Si la violencia hacia los desconocidos difícilmente se puede entender, menos aún se comprende la violencia entre los miembros de una misma familia. Podría decirse, que la violencia humana tiene su origen en aspectos culturales, o más concretamente, tiene sus raíces en los conocimientos, tradiciones, usos y costumbres de los pueblos, quizá desde hace miles de años.
Si al encuentro con la violencia desde temprana edad le agregamos la influencia de los medios masivos de comunicación, del cine y los vídeos que promueven constantemente modelos de personas violentas, entenderemos las razones por las cuales la violencia ha llegado a ser parte de la vida cotidiana de muchas personas.
Existen muchas teorías que asumen que el conflicto es un aspecto inevitable de las relaciones humanas; sin embargo, la violencia como forma de manejar estos conflictos no lo es. Este conflicto es necesario por ser parte de un proceso por el cual las inequidades y divergencias son superadas dando como resultado un cambio social positivo.
Factores externos
No comprender las causas de la violencia puede conducir a que se tome decisiones o estrategias ineficaces; es por ello que identificar las principales causantes es fundamental, estas podrían ser los puntos generadores o factores externos que contribuyen a que una persona sea violenta; además del aspecto cultural mencionado, también pueden influir en el alcoholismo, la intolerancia, la drogadicción, la ignorancia, los celos y la falta de moderación y control.
Como se sabe, desde hace varias décadas que vivimos una crisis económica en nuestro país, con ella se ha incrementado de manera importante el desempleo y se ha disminuido el poder adquisitivo de muchas familias. El estrés por la falta de recursos económicos, el abuso del alcohol y la drogadicción, asociados comúnmente con la pobreza pudieran estar también relacionados.
El mayor nivel de agresividad se presenta de los 2 a los 3 años de vida, con una trayectoria descendente que solamente va a mostrar una nueva elevación al llegar a la edad adolescente. Se trata de una conducta temporal, cuya intensidad y frecuencia suelen disminuir como resultado de una intervención mínima o nula. Pero sabemos también que existe una evolución de esta agresividad fisiológica hacia formas concretas de violencia. Se habla de un continuum que explicaría esta evolución hacia conductas antisociales, claramente patológicas, que incluyen actitudes hostiles y alienadoras, y oposición a las normas y valores sociales de la familia, la escuela, la sociedad. Este comportamiento tiende a reducirse con los procesos de socialización de la familia y la escuela, aunque en algunos casos con el ingreso a la escuela puede incrementarse. La familia juega un rol preponderante en la cultura de violencia, pudiendo obrar alternativamente como reproductora de la cultura de la convivencia o de la de violencia. Ante cualquier situación de violencia es importante buscar ayuda.
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