Elba Elisa Benítez viuda de Goiburú falleció sin poder hallar los restos de su marido, el doctor Agustín Goiburú, desaparecido forzosamente en el marco de la Operación Cóndor en el año 1977.
Rolando Goiburú, uno de los hijos del matrimonio, recordó en comunicación con Última Hora que su madre fue una activa militante y participó en todas las luchas contra la dictadura con su marido.
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Asimismo, indicó que desde la desaparición de su padre, en 1977, su madre se reunió con madres de hijos desaparecidos en argentina y formaron el movimiento Madres de Plaza de Mayo, siendo una activa fundadora.
También conformó el grupo de familiares de detenidos y desaparecidos en Paraguay y del Comité de Iglesias contra la Operación Cóndor que llevó a una condena internacional a Paraguay ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).
A su vez, mencionó que su madre realizó varios viajes para denunciar la situación en Paraguay, tanto ante el Gobierno de Estados Unidos, como también en otros países, incluso llevando firmas de destacadas figuras, como la de Pablo Neruda en ese entonces para que se sepa dónde estaba Agustín Goiburú.
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“Hasta el último día de su vida peleó inalcanzablemente por encontrar los restos de su esposo desaparecido”, reveló Rolando Goiburú, cónsul paraguayo en Posadas y hermano de Rogelio Goiburú, director de Memoria Histórica del Ministerio de Justicia, que trabaja en la búsqueda de los desaparecidos.
Rolando señaló que quedan varios cientos de compatriotas que aún deben estar en fosas comunes enterrados.
Finalmente, sostuvo que seguirán luchando y trabajando por la tan anhelada libertad, especialmente en momentos tan difíciles como ahora.
Desaparición de Goiburú y lo que se sabe
Agustín Goiburú Jiménez tenía 47 años cuando fue secuestrado, estando casado con Elba Elisa Benítez, con quien tuvo tres hijos; Rogelio, Rolando y Patricia.
En Paraguay cursó sus estudios universitarios y se recibió de médico traumatólogo y como estudiante participó de la vida política en Asunción, e integró el Grupo Universitario Colorado.
Cuando se recibió, trabajó en el hospital policial Rigoberto Caballero, en donde fue presionado para falsificar actas de defunción de manifestantes asesinados por la policía de Stroessner. Como se negó a ser cómplice de esas atrocidades, perdió su empleo y comenzó a ser intensamente perseguido por la dictadura.
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En este marco, a fines de 1959, se exilió junto con su familia en la provincia de Misiones, Argentina. Allí trabajó como médico rural y también en hospitales.
También desarrolló diverso tipo de actividades contra la dictadura de Stroessner, e integró el Mopoco, del que llegó a ser vicepresidente.
A pesar de ello, en 1969 Agustín Goiburú y su pequeño hijo Rolando fueron llevados a la fuerza por integrantes de la marina paraguaya, quienes los capturaron mientras pescaban en aguas argentinas del Río Paraná, y los llevaron a territorio paraguayo, donde permanecieron alojados en un calabozo de una dependencia de esa fuerza.
El niño fue liberado al día siguiente y a Agustín Goiburú lo trasladaron a Asunción, donde luego de pasar por distintos centros de reclusión, fue encerrado en la Comisaría 7ª de esa ciudad.
Stroessner había logrado detener a uno de los opositores exiliados que más le preocupaba y a quien, además, consideraba un traidor al partido Colorado.
Sin embargo, en diciembre de 1970, el doctor Goiburú junto con otros prisioneros, logró fugarse a través de un túnel. Se asiló en la embajada de Chile y logró salir hacia ese país. Al poco tiempo, regresó a Posadas, en donde había quedado su familia.
La persecución de las fuerzas de Stroessner sobre Goiburú se intensificó. En Posadas, Goiburú continuó con el ejercicio de la medicina así como también con su participación en el Mopoco.
En diciembre de 1974, fue víctima de un intento de secuestro, que fue frustrado por sus hijos y algunos amigos de la familia, quienes detuvieron a un policía paraguayo de apellido Cocco. La persona aprehendida confesó que había sido enviado por el gobierno de Stroessner para secuestrar al Dr. Goiburú. La familia lo entregó a la Gendarmería Argentina, que a los pocos días lo liberó sin cargos.
La presión derivada de este hecho, condujo a Goiburú a mudarse nuevamente, esta vez con la intención de alejarse de la frontera con Paraguay.
Así fue que, con la colaboración de miembros del Mopoco, en enero de 1975, Goiburú se radicó con su familia en Paraná, Entre Ríos.
Allí ejerció la medicina en el Hospital San Martín y en el Sanatorio Rivadavia; y continuó su participación política en el Mopoco.
Sin embargo, aunque la distancia con Paraguay era mayor, la persecución no cesó. En el primer juicio por los crímenes de la Operación Cóndor se demostró que Francisco Ortiz Téllez, cónsul paraguayo en Misiones, remitía permanentemente a la inteligencia paraguaya informes relativos a las actividades de Goiburú y del Mopoco en Paraná.
Y al producirse el golpe de Estado en Argentina, la situación de Agustín Goiburú y su familia empeoró aún más.
Su hijo, Rogelio, fue detenido en una razzia (redada policial) en Corrientes. Si bien lo liberaron, rápidamente volvieron a detenerlo a pedido de las autoridades paraguayas, quienes informaron que era hijo de un “peligroso subversivo”.
En este contexto, Agustín Goiburú viajó a Corrientes y ofreció entregarse a cambio de la libertad de su hijo. Sin embargo, finalmente logró la libertad de Rogelio sin quedar él mismo prisionero. Luego de este hecho, Rogelio Goiburú se quedó en Corrientes y su padre volvió a Paraná.
El hijo menor de la familia, Rolando Goiburú, también era permanentemente vigilado por un policía argentino llamado Cacho Duré, quien asistía a clases en el colegio secundario nocturno con él.
Por este motivo, su padre lo envió a Buenos Aires a la casa de un compañero del Mopoco, Aníbal Florentín.
Agustín Goiburú se quedó entonces en Paraná con su esposa Elba Elisa Benítez y su hija menor, Patricia, de 9 años.
El 7 de febrero de 1977, recibió una citación de la delegación de la Policía Federal de Paraná, en la que no se indicaban los motivos de la convocatoria. Es así que a la mañana siguiente, se presentó en la comisaría y estuvo aproximadamente dos horas esperando ser atendido, hasta que finalmente le comunicaron que la citación había sido un error.
Sin embargo, advirtió que durante la espera, personas que no conocía pasaban frente a él y lo miraban atentamente. Es que, en efecto, quienes habían sido designados para capturarlo, usaron este método para asegurarse de identificarlo correctamente, para entrar en acción al día siguiente sin riesgo de equivocarse.
En este debate se probó que Agustín Goiburú Jiménez fue violentamente secuestrado el 9 de febrero de 1977 en la vía pública frente a la vivienda ubicada en la calle Nogoyá n° 579, de la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos, por integrantes de las fuerzas represivas estatales que actuaban en forma coordinada con las fuerzas represivas paraguayas.
Dicho territorio, en ese momento estaba controlado por el jefe del Escuadrón de Ingenieros Blindado 2, sede del Área 221, Oscar Fernando Monzón, quien respondía a las órdenes del responsable de la Subzona 22, Juan Carlos Trimarco.
El secuestro ocurrió el 9 de febrero de 1977, aproximadamente a las 11 de la mañana, mientras Goiburú se encontraba en la casa de Esthela Marina Pérez.
Uno de los secuestradores a bordo de Ford Falcon colisionó intencionalmente contra su automóvil, que estaba estacionado al frente. El conductor del Falcon, requirió entonces la presencia del dueño del auto, simulando querer recompensarlo por los daños ocasionados. Así fue que Goiburú salió a la calle para resolver la cuestión.
En ese momento, una camioneta del tipo pick- up tripulada por dos hombres, ingresó en contramano por la calle Nogoyá, momento en el cual se sumó al operativo una cuarta persona, que simulaba ser un transeúnte ocasional.
Los cuatro hombres vestidos de civil y fuertemente armados, introdujeron a Goiburú por la fuerza en el Falcon, y rápidamente se alejaron del lugar. Todo esto ocurrió a plena luz del día, frente a la mirada atónita de los vecinos, ante quienes los secuestradores se presentaron como policías.
Sobre el destino posterior de Agustín Goiburú, se encuentra acreditado que entre el 9 de febrero de 1977 y la Semana Santa del mismo año, fue trasladado al Departamento de Investigaciones de la Policía de Asunción, Paraguay, en una operación coordinada en el marco de la Operación Cóndor. Allí fue visto en fechas cercanas a la semana santa de 1977.
Su familia, sus amigos, sus compañeros y la comunidad médica en general, hicieron múltiples gestiones para averiguar qué había pasado con él. Ante la ausencia de respuestas desde las sedes judiciales locales, en 2005 la Corte IDH admitió el caso y en 2006 condenó a la República de Paraguay por lo ocurrido con Agustín Goiburú.
Hasta el día hoy, Agustín Goiburú permanece desaparecido.
Los datos fueron extraídos de la primera causa por los crímenes de la Operación Cóndor comenzó a tramitarse en 1999 y llegó a juicio oral 14 años después, el 5 de marzo del 2013, y terminó tres años después.
El juicio abarcó 174 casos de víctimas, 65 de la causa cometida por el accionar conjunto de fuerzas argentinas y uruguayas en el centro clandestino de detencioón Automotores Orletti, 107 de la Operación Cóndor. Las víctimas fueron de Argentina, Bolivia, Chile, paraguay, Perú y Uruguay.