No obstante, la esperada conclusión del panel, que no tiene poder para asignar responsabilidades, no acusó a ningún grupo por el lanzamiento del misil. “Una ojiva 9n314m detonó fuera del avión, en la parte izquierda de la cabina. Esto encaja con el tipo de ojiva instalada en el sistema de misiles Buk tierra-aire”, dijo el presidente de la junta, Tjibbe Joustra, al presentar el informe.
El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, reaccionó al reporte afirmando que hubo “un intento obvio de alcanzar una conclusión parcial y cumplir órdenes políticas”, según consignaron las agencias locales.
El informe indicó que las simulaciones de la trayectoria del misil demostraron que provino de una zona situada a unos 320 km al sureste de la ciudad ucraniana de Grabovo, controlada en su mayoría por separatistas prorrusos.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, pidió a Rusia que coopere activamente en la investigación criminal que lidera su país, junto a Malasia, Australia, Ucrania y Bélgica.
La Casa Blanca calificó el reporte como un importante hito en el esfuerzo para que los responsables del ataque al avión rindan cuentas.
El panel halló también que Ucrania debería haber cerrado el espacio aéreo sobre la zona de conflicto y que las 61 aerolíneas que siguieron volando deberían haber reconocido el peligro potencial. Asimismo, recomendó un cambio en las reglas de aviación internacional para obligar a los operadores a ser transparentes sobre las rutas que eligen.
Ucrania afirma que los separatistas prorrusos abatieron el avión. Las fuerzas armadas ucranianas también poseen entre sus armamentos los misiles tierra-aire Buk de fabricación rusa.
El consorcio ruso de defensa antiaérea Almaz-Antei, fabricante de los misiles Buk, afirmó que “el misil que derribó el Boeing fue lanzado desde la localidad de Zaróschenkoye, controlada por las fuerzas ucranianas”. REUTERS-efe