15 abr. 2025

Walter Salles, director de Aún estoy aquí: “El cine es un instrumento contra el olvido”

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EFE

La literatura, la música y el cine son instrumentos para crear memoria pero, sobre todo, son instrumentos contra el olvido, afirma a EFE el brasileño Walter Salles, director de Aún estoy aquí (Ainda estou aqui), película que recibió tres nominaciones a los Óscar.
El largometraje narra la historia de la familia Paiva que, como muchas, vio su rutina interrumpida a manos del régimen militar que azotó el país suramericano entre 1964 y 1985.

Compuesta de varias tomas analógicas –algunas grabadas por los propios actores– que permitieron “recuperar la textura de los años 70”, la película busca construir memoria ya que relata “lo que sucede en una dictadura militar a través de la óptica de una familia”.

Para el realizador de Diarios de motocicleta y Estación Central de Brasil es a través de la vida del matrimonio de Rubens y Eunice Paiva y sus cinco hijos, protagonistas de la película, que se puede contar una historia de Brasil que “estaba sumergida”. Ainda estou aqui, basada en el libro homónimo de uno de los hijos de la familia, Marcelo Rubens Paiva, ha llenado las salas de cine brasileñas con más de tres millones de entradas vendidas, pero también abrió un debate sobre la recuperación de la memoria de las víctimas de la dictadura.

A diferencia de otros países de Latinoamérica, como Argentina y Chile que llegaron a sentar en el banquillo de los acusados a sus militares, Brasil negoció una amnistía, lo que hasta el día de hoy genera roces en el seno social y político.

“Esta amnistía es, con el tiempo, una amnesia.

No crea un marco entre un antes y un después”, explica el director, quien afirma que, en cierto modo, la película tuvo éxito ya que presenta “una comprensión precisa de la memoria de aquel periodo”.

Sin embargo, Salles ve que las cosas de a poco van cambiando y que la sociedad y las instituciones brasileñas van “cuestionando ese olvido colectivo”.

Por ejemplo, el brasileño celebra una nueva norma que establece que las víctimas de la dictadura deberán tener en sus certificados de defunción que la causa de muerte fue “antinatural, violenta, provocada por el Estado brasileño”.

Para el director, la objetividad fue un problema, ya que él conoció a la familia Paiva, por lo que admite que “fueron muchas las capas de memoria con las que ha tenido que lidiar” para escribir el guion.

Por eso tardó casi siete años en contar más de 30 años de trayectoria de esta familia residente de Río de Janeiro, y considera que el resultado final logra abarcar correctamente sus momentos de “luz, angustia y reinvención”.A pesar de que la película ya ganó varios galardones, como mejor guion en el Festival de Venecia o el Globo de Oro a Fernanda Torres por mejor actriz de drama, Salles considera que una de sus mayores alegrías fue ver que una “historia tan brasileña hizo eco en otras latitudes”.

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