La Explanada Nacional de la capital estadounidense –que conecta la Casa Blanca con el Capitolio–, los alrededores del río Potomac y la Tidal Basin, una cuenca artificial que es el escenario principal del evento, dan la bienvenida a la primavera teñidos de blanco y de rosa por la floración de estos árboles.
Es algo más que un emblema de la burocrática ciudad, para la mayoría de sus vecinos, el cherry blossom, como se llama en inglés a este evento, es la mejor época del año y esperan con ansia todo lo que tiene que ver con estas flores.
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“El invierno aquí es muy frío y triste. Para mí, cuando salen las flores de los cerezos significa que llega la primavera y que empieza el buen tiempo, y por eso me encanta”, explica a EFE Allie, una estudiante de 21 años que acude todos los años a celebrar este día.
Los primeros cerezos llegaron en 1912, cuando el entonces alcalde de Tokio, Yukio Ozaki, regaló unos 3.000 ejemplares a la capital para celebrar y honrar la unión de ambas ciudades.
Su floración, de normal, dura unas dos semanas, aunque en los últimos años, debido al cambio climático se vió afectada.
Muchas fotos y mucho rosa
El ruido de los móviles haciendo fotos no deja de sonar mientras familias, amigos y parejas posan cubiertos por un manto de color rosa blanquecino que como mínimo no volverán a ver hasta el año que viene.
Con una enorme pamela rosa y un vestido blanco hasta los pies, Cindy, de 45 años y residente en Minesota, posa con sus amigas entre las flores que combinan con su conjunto de ropa.
“Es la primera vez que vengo y estoy fascinada. Está siendo precioso”, declara. “Seguro que vuelvo”.
No es la única vestida con estos colores, de hecho, es raro quien no lleva nada rosa. Los hay quienes han apostado con más fuerza y han acudido al sitio con ropa de hasta tres tonos diferentes de ese color, y quienes, como mínimo, llevan un detalle.
Aunque es un evento que nadie quiere perderse, destaca la presencia de turistas asiáticos que visitan la ciudad expresamente para disfrutar de esta festividad.
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Una familia procedente de Singapur comenta a EFE entusiasmada que viajaron expresamente para vivir esta fiesta, aconsejados por unos amigos que estuvieron el año pasado, y que están contentísimos de haberlo hecho.
Las obras le restan espectacularidad
Aun así, Carolina, estudiante de 21 años, reconoce, sentada en una manta con su amiga Allie, que notan que hay menos árboles por la rehabilitación de la zona.
Y es que, aunque era igual de esperada que la de otros años, la llegada del blossom este año estuvo, en parte, eclipsada por las reformas de la Tidal Basin, que obligaron a talar 158 cerezos de la zona y que redujeron un poco la espectacularidad del evento.
El año pasado, tuvieron que empezar a reparar el dique que se construyó para mantener el agua dentro de la cuenca porque se estaba hundiendo y hacía que el agua, con las mareas, se saliese.
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De hecho, según explicó el responsable de comunicaciones del Servicio de Parques Nacionales, Mike Litterst, este fallo había “matado a varios cerezos, obligado a desplazar senderos” y afectado a otros árboles.
Uno de los perjudicados era Stumpy, el cerezo más famoso de la zona que se había robado el cariño de todos los asistentes por su aspecto frágil y deteriorado, y que tuvo que ser talado.
“Desgraciadamente, la razón por la que Stumpy tenía ese aspecto era por el agua que entraba por el rompeolas. Cuando se termine este trabajo, esperamos tener árboles sanos que ya no tengan ese aspecto”, indicó Litterst.
El proceso de reconstrucción está previsto que termine el año que viene, y desde el Servicio de Parques Nacionales avanzaron que el próximo marzo plantarán unos 260 árboles nuevos en la zona: “Gracias a las obras la ciudad disfrutará de más de 100 árboles extra”, apuntó.
Fuente: EFE.