“No hay respuesta positiva para la vida (...) la vida tiene su propia agenda y te pasa por encima”, así que lo que hay que conseguir es “algo que te permita explicar por qué la vida vale la pena vivirla”.
Y en su caso, lo tiene claro, es el cine.
“Todo lo que creas en tu vida se va a evaporar. El universo desaparecerá. Todo lo que hizo Shakespeare o Miguel Ángel, todo va a desaparecer por mucho que lo cuidemos. Así que mi conclusión es que la única forma posible en la que puedes afrontarlo es con distracciones”, dijo Allen, de 79 años.
“Hacer películas es una maravillosa distracción”, afirmó el realizador, que considera que quien no tiene nada con lo que entretenerse, se dedica a pensar qué le va a pasar y si va a morir.
En ese esquema se encajan sus películas, una por año de forma muy organizada y sistemática, la última de las cuales se presentó hoy, fuera de competición, en el Festival de Cannes y recibió sonoros aplausos tras su primera proyección para la prensa.
Joaquin Phoenix, Emma Stone y Parker Posey son los protagonistas de una historia que se desarrolla en la pequeña ciudad de Newport, donde Jill (Stone), una estudiante universitaria, se enamora de su profesor de filosofía, Abe (Phoenix).
Con un asesinato de por medio, la película se desarrolla en un falso ambiente de ligereza y luz, como ya ocurría en su anterior trabajo, “Magic in the Moonlight”, también protagonizado por Stone.
Trabajar en estas dos películas de Allen ha sido una “maravillosa experiencia” para la actriz, a quien el realizador llenó de halagos.
“La vi por accidente en una película, era muy divertida, y pensé que sería muy interesante trabajar con ella. Fue genial en la primera película, maravillosa y divertida, así que no tuve ningún problema para pensar en ella para ‘Irrational Men”, resaltó el director neoyorquino.
Más escueto y divertido se mostró para explicar por qué eligió a Parker Posey.
“Siempre había querido trabajar con Parker porque me gusta el nombre Parker Posey, cómo suena”, dijo entre las risas de una audiencia entregada al genio y la imaginación del realizador.
Porque Woody Allen se mostró en Cannes como es. Hablador, inteligente, rápido en sus respuestas -pese a tener ciertos problemas de oído-, divertido y profundo sin pretenderlo.
Sobre el hecho de que en “Irrational Man” haya un asesinato tomado con una cierta ligereza, señaló: “Creo que en la vida de cada uno hay momentos, puntos de inflexión, en los que de repente te das cuenta de que puede ocurrir algo si tomas una decisión determinada”.
Y, en el contexto de la película, “matar es irracional pero no tan irracional si se compara con elecciones que todos tomamos en nuestras vidas” y puso el ejemplo de las creencias religiosas.
“La gente necesita algo para creer en sus vidas (...) eligen religiones y toman decisiones irracionales, como vivir en el cielo el resto de sus vidas, que no es una creencia más loca que el hecho de cometer” ese asesinato, señaló.
En su opinión, da igual que iglesia católica o cualquier otra religión haya demostrado que no funciona, porque lo que importa es que da una razón para vivir.
Sobre el reflejo en su cine de la crisis moral que actualmente afecta al mundo, consideró que este momento no es diferente de otros anteriores. “Si lees los periódicos en cualquier rincón del mundo hay eventos horribles relacionados con la crisis moral, toda la gran literatura mundial ha hablado de eso, desde ‘Ana Karenina’ a ‘Rojo y Negro”.
Siguió relativizando sobre la edad y el aprendizaje. “En cada película aprendes cosas, pero muy poco. Aprendes en las 2 o 3 primeras todo lo que vas a aprender, algunas cuestiones técnicas, sobre montaje y música, pero es todo muy instintivo”.
Nunca vuelve a ver una película tras finalizarla. “Entonces puedes ver lo que has hecho mal y eso es terrible”, así que asegura que “rodaría todo de nuevo para mejorarlo si contara con los mismos actores”.
Y eso que no siempre mantiene el contacto con algunos, como es el caso de Cate Blanchett, que ganó un Óscar por protagonizar “Blue Jasmine” y a la que ni ha visto ni hablado desde que acabaron esa película.
Pero considera que contratar a grandes actores y actrices es la clave para hacer cine. Luego, explica, “te quitas de su camino, no haces de director, les dejas hacer sus contribuciones y cambiar sus frases. Es algo muy simple”.
“Después te dicen que has hecho un gran trabajo pero lo único que has hecho es no fastidiarla”, sentenció.
Hasta tuvo tiempo de meterse en temas filosóficos: “Ninguno pensaríamos lo que pensamos hoy si no fuera por Kant”, dijo Allen.