Así lo expone en su informe Incendios, bosques y futuro: una crisis fuera de control, elaborado junto a Boston Consulting Group (BCG) y en el que se muestra que “el número de alertas de incendios en todo el mundo durante el mes de abril ha aumentado en un 13% en comparación con el año pasado”, que ya fue “un año récord en incendios forestales”.
Desde WWF aseguraron que las principales causas de este fenómeno son la deforestación, causada en su mayoría “por la conversión del suelo para la agricultura”, y un clima más cálido y seco debido al cambio climático, que hace que “la temporada de alto riesgo de incendios forestales haya aumentado en todo el mundo seis semanas”.
Asimismo, recordaron que los seres humanos son responsables “del 75% de todos los incendios forestales a escala mundial” lo que supone un factor más que se suma a los impactos inmediatos que “diezman la biodiversidad, destruyen ecosistemas vitales, amenazan vidas, propiedades, formas de vida y economías”.
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Desde WWF lamentaron que desde 2010 cada año “se han quemado alrededor de 4 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale al 3% de la superficie del planeta” y que impide que la vegetación pueda actuar “como reservorio de CO2", a la vez que “libera lo almacenado, agravando el cambio climático”.
Por ello, los graves incendios que se están produciendo estos días en la Amazonía brasileña, que según los últimos datos superan en un 52% el promedio de los 10 años anteriores, y en California, donde las llamas han arrasado más de 500.000 hectáreas, son “fuegos que se suman a un planeta en llamas”, remarcaron.
Para hacer frente a este grave problema, la organización subrayó que es imprescindible que “los gobiernos del mundo se comprometan a adoptar medidas para frenar el cambio climático y cumplir con el Acuerdo de París”.
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En ese sentido, hicieron un llamamiento para que exista “un compromiso decidido de los países de todas las zonas más afectadas por los incendios forestales” y, en particular, de la Amazonía y de la cuenca del Congo, que tienen que “desarrollar planes y políticas de deforestación cero de sus bosques primarios”.
En la misma línea, instaron a que el continente europeo contribuya mediante “el refuerzo del marco legislativo” para que se evite “la entrada de productos vinculados con la destrucción de los bosques”, al mismo tiempo que exigieron que se impulse “una transición agroalimentaria hacia sistemas sostenibles”.
En el caso de España, WWF deseó que se apruebe el proyecto de ley de cambio climático y transición energética “manteniendo o incrementando los niveles de ambición” para que la nación reduzca sus emisiones, así como que se invierta en medidas de prevención de incendios y de restauración de ecosistemas.