La pandemia del coronavirus, cuyo origen actualmente sigue siendo desconocido, trajo de vuelta la polémica sobre la existencia de este tipo de mercados, ya que la OMS considera que el virus tiene origen animal y se sabe que los murciélagos son portadores habituales de coronavirus, mientras se investiga si los pangolines (una especie mamífera) fueron los vectores intermediarios entre aquellos y los humanos.
El cierre, por lo tanto, “debe ir acompañado de inversión y sensibilización de la sociedad para reducir la demanda de estos productos”, recalcó Rodríguez, así como de “un gran respaldo institucional y financiero en la lucha contra el tráfico de vida silvestre en todo el mundo”, según explicó en una tribuna en Efeverde.
Las ocho especies de pangolines del mundo, todas ellas en peligro de extinción, son actualmente objeto de un intenso tráfico mundial, pese a la prohibición del Convenio CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre), que tiene el sudeste asiático como su principal mercado.
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“Existe una clara relación entre esta y otras crisis sanitarias y el tráfico de especies”, apuntó la responsable de la WWF.
También, recalcó que el tráfico ilegal de especies “ofrece múltiples oportunidades para que las personas entren en contacto directo con animales, con el consiguiente riesgo de exposición al contacto con el virus u otros patógenos de los que estos animales puedan ser huéspedes o vectores”.
Tras la emergencia sanitaria, indicó, “será necesario replantearse la prevención y lucha contra futuras pandemias” y, para ello, “es fundamental entender los procesos que pueden originar esta y otras epidemias globales que nos han afectado en los últimos años, asumiendo el vínculo entre la salud de las personas, los animales y los ecosistemas”.
Hasta hoy, la pandemia del coronavirus causó el contagio de más de 4,1 millones de personas en todo el mundo, con la muerte de casi 283.000 pacientes.