–Arranca el jueves Rusia 2018.
–En verdad arrancó hace tres años con las Eliminatorias y hace rato nos quedamos en la cuneta.
–Es una lástima...
–No, es mediocridad.
–Nuestro torneo es de los más importantes del mundo, según los más importantes periodistas deportivos.
–Esos mismos periodistas que no quieren hablar mucho sobre cuánto sabían o les beneficiaba la bochornosa rosca corrupta institucionalizada por Nicolás Leoz. Y que poco o nada se animan a criticar del producto del cual sacan rédito vendiendo espejitos. Como mínimo, no tienen autoridad moral. Habrá excepciones, pero son los menos conocidos.
–Sos un negativo.
–Sí. Lo soy, gracias a ver partidos lentos, con tácticas soporíferas y con canchas vacías. En donde por poco los centros al área rival no se tiran desde la mediacancha y donde se aplaude que un defensor tire las pelotas a las nubes. Además, el único lado en donde mueven su cintura con cierta agilidad los jugadores es en Checho’s.
–Por qué no te vas a vivir a otro país.
–Porque nací aquí y los mediocres –los que lo son sin sacar un céntimo de la mediocridad propia y ajena y los que lo son estafando a los espectadores con exageraciones y mentiras– lo que quieren es evitar el debate y los cuestionamientos, porque exponen sus techos de vidrio.
–La Selección está en una etapa de recambio.
–Recambio de neuronas lo que hace falta. Ahora uno de los candidatos para ser DT es el Tata Martino. Un buen señor que retrasó cualquier tipo de renovación en aras de quedarse bien con su grupo de jugadores.
–Pero no es así...
–Claro que sí. Mientras otros equipos cambian nombres, nosotros seguimos malgastando los partidos internacionales para hacer homenajes a ex figuras como Villar, como si fuera Buffon.
–Vos lo que sos el bufón.
–De un circo triste. Con espectadores que aplauden a payasos sin gracia, vivan a tigres famélicos y deliran pensando que están en el Cirque du Soleil.
–No somos tan malos.
–Claro que no lo somos. Pero mientras el padrinazgo para colocar jugadores en los equipos, el chonguismo pérfido y cómplice entre dirigentes y periodistas y la exaltación de la mediocridad no acaben, nuestros mejores talentos se perderán en un mar muerto de conformismo. Y como nadie los exige, serán felices mostrando la mínima expresión de su capacidad.
–No te gusta nada.
–Sí. Tenés razón. Nada de lo malo me gusta.