27 abr. 2025

“Yo soy profesor”, el desafío de franceses contra el terrorismo

Miles de franceses se concentraron este domingo por todo el país bajo el grito “Je suis prof” (“Yo soy profesor”) para rechazar el terrorismo islámico tras la decapitación de un profesor de secundaria que había mostrado caricaturas de Mahoma en una clase de libertad de expresión.

Casi seis años después del “Je suis Charlie” (“Yo soy Charlie”), con el que todo el país condenó el terrorismo islámico y defendió la libertad de expresión, Francia repitió hoy el grito de solidaridad con las víctimas y de reivindicación de los valores democráticos.

Las concentraciones fueron convocadas por organizaciones antirracistas y pacifistas –y apoyada por Charlie Hebdo– para rendir homenaje a Samuel Paty, el profesor de Geografía e Historia de 47 años, que fue decapitado el pasado viernes por un refugiado checheno de 18 años.

Un fuerte aplauso abrió a las 15.00 el acto en la Plaza de la República de París, el lugar donde se rechazó el atentado de 2015 contra el semanario satírico, pero también de muchas manifestaciones de protestas de todo tipo.

JE SUIS PROF. “Je suis prof” (“Yo soy profesor”), escrito en cartones, era el eslogan casi unánime de muchos asistentes, entre los que abundaban maestros y profesores para reivindicar la importancia de su profesión y defender la figura de la víctima y la necesidad del trabajo docente en la formación de los jóvenes en los valores democráticos. “Vengo a rendir homenaje a un compañero”, afirmó simplemente a la prensa uno de los profesores asistentes entre los miles de personas congregadas en París. “Seguiré enseñando mi programa. No tengo miedo”, declaró otra docente.

UN ACTO DE “VENGANZA”. El padre de un alumno, que está detenido, mostró su indignación por esta clase en varios videos, y publicó en internet el nombre del profesor y la dirección del colegio. También se reunió con el director para pedir el despido del maestro. El profesor recibió después varias llamadas de amenazas. El agresor fue identificado por la policía como Abdoullakh A., un ruso checheno de 18 años, nacido en Moscú y refugiado en Francia con su familia. No tenía antecedentes penales, aunque sí que había cometido algún delito menor. En su teléfono, los investigadores encontraron un mensaje dirigido a Emmanuel Macron, el dirigente de los infieles, en el que explicaba que quería vengarse de la persona que se atrevió a menospreciar a Mahoma, y la foto de su víctima decapitada. Unos contenidos que también habían sido publicados en Twitter. Al hablar de él, sus vecinos describieron a un joven discreto, sumido en la religión desde hacía tres años.