26 abr. 2025

Zaquea

Acusado. La Fiscalía pidió la pena de 15 años de cárcel para Ramón González Daher.

Acusado. La Fiscalía pidió la pena de 15 años de cárcel para Ramón González Daher.

Foto: Archivo UH.

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La historia bíblica de Zaqueo, el publicano, usurero, recaudador de impuestos, rico y empleado de los romanos aparece en el evangelio de Lucas como el caso de un corrupto arrepentido. El petiso que quiere ver a Cristo a su paso por Jericó se sube a un árbol hace que el Mesías lo observe y le pida que se baje porque quiere quedarse en su casa a pasar la noche. Todos miran con desconfianza la actitud de Jesús por la fama que tenía Zaqueo.

La historia tiene un buen final. El rico y corrupto se arrepiente de sus pecados y se compromete en devolver el 50% de su fortuna a los pobres y a recompensar cuatro veces a las víctimas de su injusticia. Es un pasaje muy comentado de la Biblia y que tuvo su versión femenina en Caacupé con la cuestionada fiscala general Sandra Quiñónez y su abierta exposición de afecto y amistad con el obispo Ricardo Valenzuela. El mismo que en su carta a los católicos feligreses dijo el miércoles pasado: “No es fácil que un corrupto se arrepienta y cambie porque ha entrado a un fango que lo absorbe y lo ahoga.

No obstante, las Sagradas Escrituras nos enseñan el ejemplo de Zaqueo que siendo un corrupto recaudador de impuestos encontró en Jesús la ocasión de su conversión”. La cuestionada fiscala aun nos debe signos de su conversión, arrepentimiento y enmienda.

Sandra Quiñónez sigue demostrándonos que la corrupción es temor a levantarse contra el poder político que la tiene aprisionada y de la que no da signo alguno de liberación. La que nos confirmó que la corrupción no tiene género y que no defiende los intereses de la sociedad en los casos donde los políticos están envueltos. La fiscalía que quisimos los constituyentes sea independiente del poder político hoy ella y sus antecesores nos han demostrado que no tienen voluntad de ser libres y de actuar en favor de los intereses de la gente.

El asesinato del joven Quintana en el 2017 sigue ser aclarado. Sus autores morales y los cómplices del asesino siguen sin ser investigados, acusados ni castigados. Han pasado 4 años y nada se ha movido. La firma del acuerdo de Itaipú con el Brasil sirvió para un show mediático que incluyó la deposición del propio presidente en su residencia y no se avanzó nada. Los envíos de más de 23 toneladas de drogas a Europa no tiene a nadie detenido ni investigado en serio para conocer quiénes están detrás de este ilícito. Los corruptos denunciados por la Contraloría no son acusados por la Fiscalía con lo cual la sensación de impunidad es desmoralizante para todo un país que como lo dijo su confesor: El monseñor Ricardo Valenzuela quiere “organizar su esperanza” pero con estos ejemplos es tarea imposible.

Hay muy poco margen con todo el cinismo y las incoherencias que rodean a referentes locales e internacionales que blanquean la tarea de una fiscalía donde la impunidad es la noticia más recurrente de su gestión cotidiana. Debe ser tan repugnante todo que la propia jueza Criscioni pide perdón por el daño que hicieron sus colegas y fiscales a las víctimas de los usureros.

Para “organizar la esperanza” todos debemos actuar en la misma dirección. Debemos querer algo diferente y distinto. Debemos desterrar el cinismo, la incoherencia y las contradicciones que vuelven los discursos, las homilías y las cartas mecanismos distractivos al compromiso de hacer del Paraguay una referencia distinta a la percepción corrupta que tenemos nosotros de nuestra propia tierra.

Basta de mentiras y dobleces. Esta democracia kelembu no sirve mas que hasta EEUU lo reconoce y decide relanzarla con un significado distinto.

Zaqueo se humilló, se arrepintió y devolvió. Aquí González Daher fue condenado solo a 15 años de prisión. La versión femenina local solo se ha exhibido orondamente en una fotografía con el mismo obispo que había afirmado frente a ella que la falta de justicia lleva al país hacia más violencia y corrupción. La ecclesia (comunidad) tiene la obligación de observar las contradicciones e incoherencias de sus pastores. No lo hicimos con Lugo, la esperanza sigue desorganizada y los Zaqueos no terminaron de arrepentirse ni de irse.