Lejos de disparar en las favelas, esta vez el actor se coloca en el papel de héroe anónimo en las vertiginosas calles de Río de Janeiro y se pone del lado de las mujeres que sufren diariamente el acoso callejero.
Sin desapegarse del personaje que lo llevó a la fama mundial, Leandro Firmino increpa con empujones e insultos clásicos de los barrios bajos a los acosadores de mujeres, ya sea en un bar o una parada de colectivos.
Esta acción directa ganó connotación en el Brasil y se disparó a través de las redes sociales, buscando generar conciencia respecto a la vulnerabilidad de las mujeres en la vía pública.