La primera fase del acueducto del Chaco se habilitó oficialmente este martes, luego de estar inoperativo desde el 23 de diciembre de 2022.
“No solamente estamos dejando que el agua fluya nuevamente y de forma definitiva, sino que también estamos dando la apertura a la esperanza, crecimiento y desarrollo de todo un pueblo”, valoró el titular de la Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay (Essap), Luis Fernando Bernal.
Para la megaobra se destinaron USD 130 millones y su construcción demandó una década.
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En el 2020 fue inaugurada por el gobierno de Mario Abdo Benítez como un “hecho histórico"; sin embargo, las expectativas de los pobladores del Chaco Central se desvanecieron al poco tiempo.
El acueducto comenzó a presentar fallas estructurales, el suministro de agua llegaba a cuentagotas y no funcionaba las 24 horas. Finalmente, se inhabilitó el 23 de diciembre del 2022.
“Es un sistema que nosotros heredamos, pero que, aún así, lejos de buscar a los culpables o responsables, pusimos un punto y a parte para encontrar una solución definitiva a este sistema que, quizás, no es el servicio óptimo que hubiésemos querido, pero el compromiso del presidente de la República (Santiago Peña) es de que dejen de sufrir miles de familias en el Chaco Central”, apuntó.
Bernal explicó que el reacondicionamiento de la obra demandó un trabajo de ocho meses y agradeció al equipo técnico.
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Asimismo, anunció que los reservorios de Filadelfia están cargados con agua potable y próximamente se prevé llegar a los pobladores de Mariscal Estigarribia.
Por primera vez, después de décadas de acarrear agua insalubre de un tajamar o esperar la asistencia de camiones hidrantes durante las sequías, comunidades indígenas, entre ellas Pesempo’o, accederán al líquido vital de manera ininterrumpida.