El premio le fue entregado por Juan Carlos, rey de España, el 26 de abril de 1990, en el Paraninfo de la Universidad Alcalá de Henares. El galardón coronaba el momento más elevado para la literatura paraguaya y celebraba a uno de los paraguayos más ilustres, que hasta hacía poco tiempo había vivido exiliado y perseguido por la dictadura stronista.
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Luego de haber sido expulsado en 1982, Roa Bastos pudo regresar a su patria recién tras el derrocamiento de Stroessner, iniciando una prolífica etapa de creación literaria, que permitió conocer nuevas obras como Vigilia del Almirante y Madame Sui y la versión teatral de Yo El Supremo.
“La literatura es capaz de ganar batallas contra la adversidad sin más armas que la letra y el espíritu, sin más poder que la imaginación y el lenguaje. Y es esta batalla el más alto homenaje que me es dado ofrendar al pueblo y a la cultura de mi país, que han sabido resistir con denodada obstinación, dentro de las murallas del miedo, del silencio, del olvido, del aislamiento total, las vicisitudes del infortunio y que, en su lucha por la libertad, han logrado vencer a las fuerzas inhumanas del despotismo que los oprimía”, dijo Roa Bastos en su discurso.
El escritor pudo regresar a su país y dedicar sus últimos años trabajando principalmente con los jóvenes. Roa Bastos falleció el 26 de abril de 2005 y mereció grandes honores de un pueblo agradecido por todo el brillo que le dio con sus obras universales.
Este reconocimiento es uno de los momentos históricos que recuerda Última Hora en su revista especial publicada el 8 de octubre por su aniversario 45.