El cardenal paraguayo Adalberto Martínez presidió en la tarde de este jueves una emotiva misa especial por Semana Santa en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, en Asunción, donde se contó con la presencia de varios reclusos y familiares.
En la ocasión, en medio de la celebración eucarística que forma parte del Jueves Santo, el religioso llevó a cabo el lavatorio de los pies a unos 12 reclusos del centro penitenciario, según informaron desde el Ministerio de Justicia.
Además, durante la homilía, Martínez lamentó ante los internos que tengan que vivir aglomerados, con poca celeridad de Justicia, sin políticas públicas para su rehabilitación y reinserción en la sociedad, y afirmó que la Iglesia no puede estar ausente en la urgente reforma penitenciaria que se necesita.
“Sabemos que viven el hacinamiento, padecen por la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales, de políticas de rehabilitación, la violencia, la carencia de facilidades para formarse en algún oficio o profesión”, expresó el religioso.
En tanto, les aseguró que Jesús se identifica con ellos, que se entregó en la cruz por todos los pecadores y que, si se acercan a Su Persona a través de la comunidad eclesial, Cristo puede transformar sus vidas.
“Jesús nos espera para abrazarnos con sus llagas, Él murió por todos los pecadores, todos podemos poner junto a sus llagas nuestros errores y nuestras heridas. Tantas cosas en las que pudimos habernos equivocarnos, pueden encontrar alivio. Porque con su sangre en la Cruz puede curarnos, transformar nuestros pecados. La Iglesia quiere estar cerca de ustedes porque Jesús se identifica con ustedes”, afirmó el cardenal.
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De esta manera, Adalberto Martínez replica la acción llevada a cabo esta misma jornada por el papa Francisco, quien este jueves presidió la misa In Coena Domini (de la Cena del Señor) en la cárcel de menores de Casal del Marmo, en Roma, donde lavó los pies a doce reclusos de distintas nacionalidades, etnias, culturas, lenguas y confesiones religiosas, recordándoles que con este gesto Jesús enseña la nobleza del corazón y el servicio al semejante.
El Jueves Santo constituye un día especial en el calendario de la Iglesia Católica, ya que se recuerda la última cena de Jesús con sus apóstoles, a quienes también lavó los pies, por lo que durante las misas de Jueves Santo se desarrolla esta práctica, emulando ese ejemplo.