El equipo dirigido por investigadores de la Universidad inglesa de Birmingham evaluó cerca de un centenar de estrellas gigantes rojas y pudo determinar que algunas de ellas eran originalmente parte de una galaxia satélite llamada Gaia-Enceladus, que chocó con la Vía Láctea al principio de su historia.
Los resultados revelaron que el grupo de estrellas examinadas tienen edades similares o un poco más jóvenes que la mayoría de las estrellas que se sabe nacieron dentro de la Vía Láctea.
Esto corrobora las teorías existentes que sugieren que la Vía Láctea ya había comenzado a formar una fracción significativa de sus estrellas cuando ocurrió la fusión con Gaia-Enceladus.
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En el momento de la colisión, la Vía Láctea ya estaba formando estrellas de manera eficiente, la mayoría de las cuales ahora residen dentro de su disco grueso, una de las dos estructuras en forma de disco que componen la galaxia.
La autora principal del artículo, Josefina Montalbán, dijo que “la composición química, la ubicación y el movimiento de las estrellas que podemos observar hoy en la Vía Láctea contienen información valiosa sobre su origen”.
“A medida que aumentamos nuestro conocimiento de cómo y cuándo se formaron estas estrellas, podemos comenzar a comprender mejor cómo la fusión de Gaia-Encelado con la Vía Láctea afectó la evolución de nuestra galaxia”, añadió la científica.
Al realizar los cálculos, el equipo utilizó datos del satélite Kepler en combinación con datos de los instrumentos Gaia y Apogee.
Los tres están configurados para recopilar datos que ayuden a cartografiar y caracterizar estrellas en la Vía Láctea.
En esta investigación, el equipo utilizó información sobre los modos de oscilación individuales de cada estrella.