Durante mucho tiempo, la carne de perro ha sido muy utilizada en la cocina surcoreana y, según las estimaciones, en el país se consumirían hasta un millón de esos animales cada año.
Pero, a medida que los surcoreanos han ido considerando a los canes más como un animal de compañía que como una fuente de alimento, su consumo ha ido decayendo.
La práctica se ha vuelto tabú entre las jóvenes generaciones y la presión de los animalistas se ha acentuado.
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"¿Acaso no ha llegado el momento de considerar, con prudencia, la prohibición del consumo de carne de perro?”, declaró Moon al primer ministro, Kim Boo-kyum, durante su reunión semanal, según un portavoz de la presidencia.
El presidente hizo este comentario durante la presentación de un plan para mejorar el sistema de atención a animales abandonados, precisó el portavoz.
El sector de los animales domésticos está en pleno crecimiento en Corea del Sur y cada vez más hogares cuentan con un perro, empezando por el jefe del Estado.
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La ley de protección de animales en Corea del Sur busca, sobre todo, prohibir la matanza cruel de perros y gatos, pero no prohíbe su consumo.
Aún así, las autoridades han recurrido a ese texto y a otras normas de higiene para reprimir a las granjas de perros y a los restaurantes cuando se han organizado eventos internacionales en el país, como los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang en 2018.