Lourdes Vargas tiene 34 años y desde muy pequeña notó la habilitad que tiene para el canto. Talento que lo pulió y perfeccionó para interpretar canciones a la Virgencita Azul, que es considerada por los paraguayos como la patrona de la fe.
La invitación de unas amigas y el impulso de sus padres, que la escuchan cantar y la acompañaban incondicionalmente, fue la fusión perfecta para que ella decida integrar el coro permanente de la Basílica de Caacupé.
“Esto para mí es prácticamente mi vida”, dijo a Última Hora. Calificó la experiencia de cantar a la Virgen como única e inexplicable, especialmente, cada 8 de diciembre, por la cantidad de personas que llegan hasta la Basílica Menor de Caacupé.
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En otro momento de la entrevista, resaltó la fe que mueve a los cientos de paraguayos que llegan hasta la Villa Serrana para agradecer y elevar alguna oración o pedido.
“Cantar es como un agradecimiento a la Virgen por la salud de mi familia, por la mía y por el trabajo que tengo”, mencionó al tiempo de recordar que en todo este tiempo ya pasó por muchas anécdotas y buenos momentos.
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El coro permanente de la Basílica de Caacupé tiene al menos 63 integrantes y los ensayos son todos los sábados desde las 15.00 hasta las 17.00. Horarios que se extienden en estas fechas especiales.
“Todos esperan con entusiasmo la celebración de la misa central”, refirió y acotó que los ensayos se tornan más intensos de cara a la festividad más grande de la Iglesia Católica en Paraguay.
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También refirió que las emociones están a flor de piel. “Todos nos miramos y estamos con lágrimas en los ojos, pero tenemos que seguir cantando”, expresó con mucha alegría.
Cientos de fieles peregrinan hasta la Capital Espiritual del país, donde se encuentra la Basílica Menor. La mayor concentración de personas se da entre el 7 y el 8 de diciembre, cuando miles de personas acuden al Santuario para celebrar el Día de la Virgen de Caacupé.