En una entrevista con Al Jazeera, canal catarí cuya retransmisión en Israel está prohibida por el Gobierno de Benjamín Netanyahu, Abbadi relató cómo se asomó con sus primos a la calle al enterarse de que las fuerzas especiales israelíes habían entrado en su barrio.
Entonces, recibió un primer disparo en el brazo y cayó detrás de un vehículo militar israelí, cuando recibió un segundo disparo en la pierna. Dice que entonces soldados le gritaron que se levantara, pero les dijo que estaba herido y no podía moverse.
“Deberías morir entonces”, aseguró que le contestaron, según recordó el joven a Al Jazeera postrado en la cama de un hospital. “Me dejaron en el suelo sangrando durante más de dos horas. Ninguno de los soldados se acercó. Solo un dron sobrevolaba. Seguí sangrando”.
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Abbadi explicó que un segundo vehículo militar se aproximó e intentó aplastarle. Cuenta que gateó como pudo y que, entonces, un soldado le golpeó con sus botas. “Golpeaba mi pierna sangrante y retorcía mi brazo herido”, describe sobre el momento en el que le rompieron ambos huesos.
Entonces lo ataron al capó del jeep militar, que, según Abbadi, tenía la chapa tan caliente que le quemaba la espalda. Le tuvieron así durante 20 minutos antes de dejar que la Media Luna Roja palestina le proporcionase primeros auxilios.
El Ejército israelí, tras el clamor por el video, aseguró que la conducta de los soldados “no es consistente con las órdenes de las FDI (fuerzas armadas) y lo que se espera de sus soldados”, y que estaba investigando el incidente.
Sin embargo, grupos de derechos humanos y activistas critican que el uso innecesario de fuerza contra palestinos, tanto de Cisjordania como Gaza, así como el bloqueo de los servicios de emergencias y todo tipo de vejaciones y abusos, son habituales y gozan de gran impunidad en el Ejército.
Fuente: EFE.