El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista científica Nature Communications, “abre infinitas posibilidades para sectores como el energético o el farmacéutico”, aseguraron fuentes de la UA.
En general, los científicos buscan fabricar materiales muy ordenados. Por ejemplo, las zeolitas, la familia de catalizadores más importante y más utilizada en la industria química, están hechas de unidades que se repiten periódicamente.
“Obsesionados por el orden, hemos dejado de lado los materiales que están entre lo desordenado y lo ordenado, donde las oportunidades son infinitas. Nos hemos dado cuenta de que en los materiales imperfectos y poco ordenados existen innumerables oportunidades para fabricar nuevos materiales con propiedades únicas”, reveló la investigadora de la UA y autora del artículo, Noemí Linares.
“En lo defectuoso y lo desordenado no existen las limitaciones que a menudo imponen las estructuras regulares, lo que abre un sinfín de oportunidades para la creación y diseño de materiales”, destacó, por su parte, el catedrático de Química Inorgánica de la UA y director de Nanomol, Javier García Martínez.
Basados en esta idea, los investigadores de la UA han construido materiales que están a medio camino entre las estructuras ordenadas, llamadas zeolitas. Estos materiales híbridos presentan importantes ventajas, como una elevada área superficial que les permite transformar moléculas muy voluminosas, lo que hasta ahora no era posible con las zeolitas convencionales, que presentan poros muy estrechos.
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En concreto, se trata de un “material en la frontera entre el orden y el desorden”, como lo definió la investigadora y también autora del artículo Mónica J. Mendoza Castro, que “presenta cavidades irregulares, pero muy grandes, que permiten transformar moléculas más complejas y voluminosas”.
Para conseguir estos materiales, el equipo de investigadores de la UA utilizó un proceso que es explicado por García Martínez con el siguiente ejemplo: “Es como si hubiéramos parado la transformación de un gusano en mariposa, cuando aún el proceso no ha concluido, y hemos descubierto que en esa etapa existe algo completamente nuevo, fascinante y con innumerables aplicaciones”.
El hallazgo presenta “una revolución en el campo de la catálisis que es clave para hacer más sostenible la industria química”, según fuentes de la UA, que señalan que la tecnología ya ha sido patentada.
Este trabajo, en el que también participaron investigadores de la Universidad de Mánchester (Reino Unido), está cofinanciado con fondos del proyecto europeo Horizonte 2020 ZeoBioChem y por el Ministerio de Ciencia e Innovación.