“En algún momento queremos salir (de Irak), pero este no es el momento adecuado”, dijo Donald Trump en declaraciones a la prensa al recibir en la Casa Blanca al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
“Sería lo peor que le puede pasar a Irak. Irán tendría mucha más presencia, y el pueblo iraquí no quiere eso”, añadió en referencia a una posible retirada de los militares estadounidenses, y recalcó que cuando retire finalmente sus tropas, a Estados Unidos le gustaría que le “devolvieran el coste” de su inversión en el país.
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Trump intentaba así zanjar la confusión creada por la publicación este lunes de una carta en la que el general de brigada estadounidense William H. Seely III, comandante del llamado Grupo de Trabajo en Irak, anunciaba al Ministerio de Defensa iraquí un movimiento de las tropas en el país.
Además, Trump pareció dar marcha atrás a su amenaza de atacar objetivos iraníes importantes para la cultura persa, al reconocer que “según varias leyes”, Estados Unidos debe “ser muy cuidadoso con su herencia cultural”.
“Si eso es lo que dice la ley, a mí me gusta obedecer la ley. Pero piensen en esto: Ellos matan a nuestra gente, vuelan a nuestra gente por los aires y se supone que tenemos que tener mucho cuidado con sus instituciones culturales. Pero lo acepto, me parece bien”, agregó.
Sin embargo, insistió en que Estados Unidos “está preparado para actuar si es necesario” y para someter a Irán a “graves consecuencias” si “hacen algo que no deberían”.
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Por otra parte, subrayó que la muerte del general iraní Qasem Soleimaní “salvó muchas vidas”, y dijo que la Casa Blanca informará el miércoles de los ataques que supuestamente planeaba ese comandante a los ocho legisladores que tradicionalmente tienen acceso a datos de inteligencia confidenciales.
Poco antes, el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper, compareció en el Pentágono para asegurar que Soleimaní preparaba un ataque en cuestión de “días” y que hay “datos excelentes de inteligencia” confidenciales que lo demuestran.
Esper también ofreció a Irán la posibilidad de conversar “sin condiciones previas” para rebajar las tensiones que se han intensificado tras la operación en Bagdad que acabó con la vida de Soleimaní.
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“Hay una salida enorme que Teherán tiene enfrente ahora mismo, y es la de rebajar las tensiones, la de enviarnos el mensaje de que quieren sentarse y conversar sin condiciones previas, por cierto, con EEUU, para buscar un camino mejor”, apuntó Esper.
Esa vía, precisó, implicaría que “se comporten más como un país normal, y presumiblemente les liberaría de las sanciones económicas, y permitiría al pueblo iraní llevar la vida que quieren vivir, con libertad, prosperidad y las cosas que quieren la mayoría de los seres humanos”.